miércoles, 22 de abril de 2015

“PELDAÑO A PELDAÑO, NO PARES, QUE YA LLEGAMOS”



Hoy compartimos otra experiencia de una de nuestras alumnas, se trata de Ana Pascual Sánchez, que obtuvo el puesto número 50 en la última convocatoria del examen PIR, con 200 aciertos, 18 fallos y 7 omisiones. Un expediente de 2,7826 y en su primera convocatoria.

  • Ana Pascual Sánchez
    Puesto: Nº 50. Convocatoria 2014
    Aciertos: 200, Fallos: 18, Omisiones: 7
    Expediente: 2.7826
    Nº convocatorias: 1
Cuándo empezaba a plantearme estudiar el PIR, descubrí foropir, y traté de absorber como una esponjita el máximo de información posible, leyéndome varios de experiencias, al igual que este de la página web de cede. Merece la pena emplear un poquito de tiempo en ver cómo lo han hecho otras personas, no para copiar el método de nadie, ya que no hay una fórmula mágica, pero sí para sacar partido de las recomendaciones que se pueden llegar a sacar y que son de gran ayuda en este camino.

Aunque terminé la carrera en julio del año pasado, que era cuándo presentaba el trabajo fin de grado, hice todo lo posible por dejarlo terminado en mayo, hacer los exámenes en junio (los terminé un sábado por la mañana y el martes por la tarde ya estaba en la biblioteca con el PIR) y ponerme a estudiar, con una cosa MUY clara: si no vas a por todas desde el principio, el no ya lo tienes asegurado. Por ello, me apunté a CEDE para empezar el curso presencial de los sábados de Valladolid de mayo a noviembre, desplazándome cada sábado alrededor de hora y media ida y vuelta desde mi ciudad.

Mi objetivo, por tanto, era ir a por todas, sin medias tintas: quería ser especialista en psicología clínica, y si quería conseguirlo, tenía que dar lo mejor de mí. Lo malo de ir a por todas desde el principio, recién salida de la carrera, con tan “poquito” tiempo (lo entrecomillo porque es verdad que con organización y disciplina, ¡el tiempo puede cundir un montón!), y tanto volumen de material por estudiar, el agobio puede llegar a ser considerable. Por eso yo considero importantísima la PLANIFICACIÓN. Esta la hacía aproximadamente por mes o dos meses, me hacía un calendario en el que distribuía las asignaturas por colores y temas, y cada día iba tachando mi objetivo cumplido, ¡resulta tan reforzante! :D Cuándo veía que me empezaba a retrasar, estudiaba qué pasaba y cómo reorganizar el planning, y… ¡a seguir!

Es muy importante también el conocerse uno mismo. Igual que el entrar de novata recién horneada de la carrera tiene desventajas, también tiene la ventaja de que muchas cosas las tienes recientitas y ya no tienes que estudiarlas tanto. También tengo que decir que con conocerse no me refiero solo a si en estadística o psicopatología voy bien y le tengo que dedicar menos tiempo o si los tratamientos eficaces me los tengo que repasar mil veces para que no se me olviden, sino también al aspecto personal. Sé que recomiendan descansar los domingos y estudiar de lunes a sábado, pero yo necesitaba flexibilidad para sentirme más cómoda en este camino, tras no haberme puesto a estudiar sin descansar de todo cuarto. Entonces el domingo era mi día comodín. Como los sábados iba a Valladolid a las clases de cede, salvo las 3 tardes que tuvimos mañana y tarde, y otras 3 al final en octubre-noviembre, descansaba siempre. Y los domingos, al principio todos y luego como he dicho, de comodín. A lo mejor descansaba el miércoles porque tenía un plan y el domingo estudiaba. O estudiaba la mañana del domingo pero descansaba la tarde del viernes y del domingo. En verano, me di dos fines de semana de vacaciones en el pueblo para distraerme y cambiar de aires. Una cosa IMPORTANTE: si uno está bloqueado, no puede más, y mira a los libros, apuntes, esquemas, etc., como quién mira a una pared… ¡se deja todo y a descansar! No sirve para nada forzarnos y forzarnos si no tiramos más, pues ni rindes en ese momento, ni rendirás al día siguiente igual, por no hablar de lo quemado que acabas. Otra cosa del PIR es que o te lo montas bien o puede llegar a ser difícil desconectar, sobre todo cuando llega el final, estás tan metido que parece que todo te recuerda al PIR, pero hay que aprender aunque sea un poquito a cambiar el chip para volver más frescos y con ganas a estudiar. En este sentido el deporte puede ser muy útil (lo que quiera cada uno: piscina, correr, gimnasio…), y un simple paseo después de comer hace que te despejes de la carga de estudio mañanera y vuelvas con fuerzas para afrontar toda la tarde con las pilas bien cargadas! Aunque para que digan de las duracell, un PIR sí que ha de tener unas pilas que duran y duran y duran… Aún cuándo en enero te están diciendo ya “bip-bip, batería baja”.

En cuanto al método de estudio, traté de mirar algo antes de empezar las clases, pero estaba hasta arriba y realmente hasta mitad de junio no fue cuándo realmente me puse a estudiar de verdad. Yo en la primera vuelta (de mitad de junio a finales de octubre) me dediqué a completar todos los esquemas-resúmenes de la academia (que son estupendos, y parte de mi plaza es gracias a ellos y al tiempo que me ahorraron), tratando de que no se me escapara nada (todo lo que no entraba iba en esquemas en folios a parte) y llenándolos de colorines, pues soy muy visual y me ayudaba mucho. También me hacía las preguntas de convocatoria que vienen en la parte de atrás. En la segunda vuelta (noviembre y diciembre) me dediqué a estudiar ya sólo con los esquemas de cede adaptados a mí, es decir con el material que me había ido elaborando los meses anteriores. Además, en esta vuelta me hice unos esquemas de colores de tratamientos eficaces (para clínica, clínica infantil y salud) con nivel de eficacia, componentes, etc., que fui repasando una y otra vez hasta el día del examen. Entre la segunda y la tercera vuelta, las semanas de navidad, por la mañana me hacía en el móvil un examen de convocatoria desde 2002 hasta 2011 (dejando el de 2012 y 2013 para hacer como simulacro el último sábado de diciembre y el primero de enero, respectivamente) e iba apuntando los fallos para repasarlos después, y por la tarde me leía el examen comentado del maravilloso libro de exámenes comentados de la academia. Esto me dio una sensación de seguridad enorme, pues el repasar preguntas de convocatorias reales y leer el libro de exámenes comentados después, cada día el que correspondía, me permitía dar un repaso a aspectos de todas las asignaturas, lo cual te hace integrar todo muchísimo e ir con una sensación de control para enfrentarte al examen mucho mayor. La tercera vuelta, en enero, se basó en un repaso rápido (de locura, algunas asignaturas en un solo día, otras como clínica en 4…) a todos los esquemas que tenía. Aquí básicamente no descansé y el mes pasa demasiado rápido, es como que la fecha se acerca a pasos agigantados. Yo lo que hice fue marcarme, como el resto del año, un objetivo y cumplirlo. De esta forma, sabía que tenía que cumplirlo y punto, trataba de preocuparme por eso y nada más. Respecto al lugar de estudio, yo al principio estudiaba en la biblioteca, luego alternaba casa y biblioteca, y al final sólo biblioteca.
El tema de las horas para mí era muy relativo. Recomiendan unas 8 diarias, yo a veces hacía más y a veces menos. Me refiero a horas netas, brutas creo que pocas veces hice menos de 8, pero los descansos, momentos improductivos, etc., siempre restan y a veces quieres estar 11 horas pero no te cunden. En general mi media puede que fuesen 9 horas, aunque a veces hice 7, otras 11, otras 8 u 10… Algún día excepcional 12 (pocos, sobre todo al final) con la consiguiente paliza y cansancio que suponía, y si algún día hacía menos de 6-7 me sentía culpable porque creía que ese día apenas había estudiado (aunque fuese mentira).

En cuanto a sobre si ampliar o no, yo amplié con un capítulo de fármacos de Vallejo y no me sirvió, también desde el principio pensé en leerme no sé cuántos manuales pero según va pasando el tiempo ves que no llegas y que, al menos para esa convocatoria, no lo harás. Por eso, y por lo que he visto en otros compañeros que han sacado plaza, veo que sí se puede sacar plaza sólo con material de academia, aunque en una segunda o tercera convocatoria sí que creo que ampliar al menos con manuales de referencia en clínica y terapias puede ayudar bastante (mi idea si no lo sacaba así era hacerlo). De todas formas esto es personal, pues depende de la forma de estudiar de cada uno.

Otro punto que considero fundamental es el tema de los simulacros: desde julio (sí, con dos asignaturas y media estudiadas) empecé a hacerlos, e hice todos menos el último de todas que eran preguntas repetidas del resto del curso. En diciembre y enero, como ya no tenía clases, de 4 a 9 me iba a la biblioteca y hacía simulacros allí. Hay que hacerlos desde el principio hasta el final en condiciones reales. Yo me llevaba una botella de agua y una bolsita de gominolas y me dividía el examen en 4 partes: una hora para las preguntas de la 1 a la 60, otra hora de la 61 a la 120, otra de la 121 a la 180, y otra de la 181 a la 235. De cada hora, al llegar al fin de ese bloque de preguntas, sacaba 5 minutos para descansar: soltaba el boli, bebía un traguito de agua, comía gominolas, cerraba los ojos para descansarlos… ¡y volvía a la carga! Usaba tres rotuladores de colores para marcar en el número de pregunta: rosa para las que tenía 100% seguras, azul para las que dudaba entre dos, verde para las que dudaba entre tres. Hay que arriesgar, yo en el examen sólo dejé una pregunta en blanco y la tenía que haber contestado. En los simulacros uno puede ir viendo el nivel de riesgo que ha de asumir, y el método de los colores a mí me venía muy bien para valorar esto. Al final acabé haciendo un intervalo de confianza un poco a mano, pero me ponía los puntos completos de las preguntas que marcaba en rosa, el 50% de las que estaban en azul, y el 33% de las que estaban en verde, restando el resto como errores. A la puntuación que me daba le ponía más y menos 20, y ¡voilà! En los últimos 4 simulacros lo hice, y en el examen también, y mi puntuación siempre estuvo en ese intervalo. Esto me daba seguridad. Yo siempre superé el ideal que da cede, pero sólo estuve entre las 10 mejores puntuaciones una vez, y no empecé a sacar una puntuación que me hubiese dado plaza el año anterior hasta finales de noviembre. Por eso, aunque cuándo nos dicen que no hagamos caso a la puntuación y nos los tomemos como un entrenamiento, aunque sea difícil hacerlo, es muy importante seguir esa recomendación. Al final la nota que importa es la del examen, y cuándo tienes que fallar es en el simulacro, pues… ¡esos fallos no los olvidas!

El apoyo social también es importantísimo en esto. Yo tenía un grupo de whatsapp con 3 amigas que también se preparaban el PIR, y nos dábamos los buenos días cada mañana de estudio, contándonos cositas de cómo lo llevábamos o compartiendo momentos de los mini descansos. También la compañía de familia, amigos, pareja… que entiendan que es una etapa de tu vida difícil pero que merece la pena, que te entiendan y sepan adaptarse un poco a tu situación. ¡Desde aquí les doy las gracias a todos ellos!
A lo largo de tantos meses, uno no siempre está igual, y uno puede sentir que está como en una montaña rusa: unos días te comes el mundo y estás súper motivado, otros días sientes que qué haces con tu vida y que no puedes, otros simplemente sigues con tu rutina de estudio… También hay que saber detectar cuándo algo va mal y cambiarlo. Por ejemplo, a mí en noviembre me dieron unos dolores de cabeza que pensaba que no podía estudiar más del cansancio, así que cambié el horario de estudio y por unos días dormí sin despertador, hasta que pude volver a estudiar bastante bien. O en agosto, me bloqueé de tanto estudiar y me hice una planificación menos exigente, que me permitiese seguir avanzando a un ritmo alto pero sin frustrarme y ahogarme. Lo importante es controlar lo que depende de nosotros, porque los factores no controlables, como la suerte o el expediente (se puede con gran diversidad de tamaños: ¡pequeños, medianos y grandes!) influyen pero  no podemos hacer nada por ellos. Las reglas del juego son las que son, y con ellas cada año hay 100 y pico personas que lo consiguen, así que hay que plantearse, ¿por qué yo no?  Piensa en una escalera, hay algunas muy largas, de estas que tienen tantos pisos y sin ascensor, que a veces parece que no puedes más. No pasa nada, párate a coger fuerzas, y sigue, que peldaño a peldaño, al final llegas al piso que tiene tu plaza, algo especial, una plaza como psicólogo interno residente. ¡Mucho ánimo!

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