Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe
¡Te lo diré!
“Aquello que veo en ti que me hace suponer que te
gusto es que muestras los hombros levantados (lo que denota apertura hacia la
otra persona), mueves los pies hacia el interior (en ademán de no intimidar a
la otra persona y no generar sensación de amenaza), las palmas de tus manos
están vueltas hacia arriba (expresa relajación, apertura y accesibilidad,
rehuyendo de la defensividad) y tu frente está arqueada (agachando la cabeza
y mirando hacia arriba desde debajo de la frente, lo que invita a un
acercamiento). Y para más inri tus
pupilas se han dilatado y nuestros cuerpos están alineados (la atracción hace
que haya una absoluta alineación de los pies). Además, cuando estás conmigo
sonríes más y miras más a los ojos que de costumbre, te acicalas más (p. e.:
mesarse el cabello), tu postura es más erguida, empujas los hombros hacia
atrás y el pecho hacia fuera y hablas mucho de ti (lo que haces y lo que
tienes). Por cierto, también me he dado cuenta que aumentas más el contacto
físico (es suave y espontáneo, como a modo de casualidad), nuestra
conversación fluye y me preguntas por mis aficiones haciendo que el tiempo
pase rápido. Me hace gracia cuando te humedeces los labios y posturalmente
resultas mi eco (copia de los movimientos del otro). Es increíble como
nuestros movimientos son acompasados y no individuales, a modo no tanto de
una mera imitación sino una sincronía. Por cierto, he detectado signos de
nerviosismo, ya que no parabas de colocarte la ropa o retirar la mirada
cuando yo te la devolvía. Así que, no sé si ahora mismo te atreverías a
repetir esa pregunta… Por cierto, la mejor forma que tengo de saber si te
atraigo siempre será preguntártelo y con estas claves, amén de tu pregunta
inicial, has hecho que me atreva a hacerlo”.
Tipos de atracción
Aunque previamente se ha tratado la atracción desde
lo gestual y/o una parte de la comunicación no verbal (proxémica), la
psicología social ha estudiado la atracción definiendo diferentes variantes. En
la línea de lo previo, nos centraremos en la atracción aludiendo a una
interrelación entre mujeres y hombres, ya que contiene un mayor volumen de
investigación. Siguiendo un orden jerárquico en función de mayor probabilidad
de aparición en las relaciones
heterosexuales –en cualquier modalidad-, estos serían diferentes tipos
de atracción:
Lo que resulta obvio es que la atracción hace que
interesemos y que nos interesen, que busquemos y que nos busquen así como que
sintamos y sientan por nosotros. Decía Flaubert, a modo autobiográfico, que
“evito las ocasiones de sufrimiento y las atracciones peligrosas, de las que
ya no se vuelve”. El planteamiento puede parecer imposible a la luz de lo
descrito previamente ya que más allá de los elementos que sirven para
comprobar si existe atracción, ésta aparece sin que muchas veces podamos
darnos cuenta o buscar un porqué. Al fin y al cabo, “el deseo de lo imposible
es la enfermedad de la inteligencia” (T. Browne) y, por más que nos pese,
estamos encadenados a elementos que
influyen en nuestro comportamiento y que difícilmente podemos controlar.
Sentir atracción, en la complejidad de las relaciones humanas, supone algo
tan caleidoscópico que pese a nuestras pretensiones reduccionistas, seguirá
siendo un misterio.
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Bibliografía
Leathers, D. G., & Eaves, M. H. (2008). Successful nonverbal communication: principles and applications. Boston, MA: Pearson/Allyn and Bacon.
Link para ampliar información
https://www.psychologytoday.com/blog/valley-girl-brain/201504/the-four-types-attraction
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