A lo largo de la vida de una persona, en cualquier momento pueden
aparecer problemas emocionales a los que hacer frente y, por supuesto, la
preparación del PIR en ocasiones se ve ligada a este tipo de problemas. Debemos distinguir estos de las pequeñas
fluctuaciones del estado de ánimo que son completamente normales y derivadas al
estilo de vida del opositor, de a las incertidumbres que puede suponer preparar
una prueba de este tipo. Ahora bien, cuando los problemas del estado de ánimo
se prolongan y son de mayor gravedad, con cuadros que presentan síntomas
generalmente ansioso-depresivos es necesario hacer una parada y analizar qué
está ocurriendo.
En primer lugar habrá que ver si existe un desencadenante claro y,
en este sentido, nos referimos a si el estrés asociado a la preparación del PIR
puede haber desencadenado este evento o son cuestiones que no tienen que ver
con el mismo. Ambos casos se pueden dar y con relativa frecuencia llevan a
replantearse qué hacer en esos momentos: continuar o no con la preparación. En
cualquiera de los casos y más aún si está claro que la preparación ha sido el
desencadenante, lo más sensato será darse un tiempo y buscar ayuda profesional
con la que poder pensar con calma esta decisión, pues a veces la solución no es
tan simple como pudiera parecer.
Dicho esto, vamos a analizar el perfil de lo que suele ocurrir en
los casos en los que la preparación de una prueba como el PIR puede
desencadenar toda esta serie de problemas.
La realidad es que el panorama laboral en España y, más concretamente,
en psicología no ofrece demasiadas oportunidades, siendo el PIR la única salida
actual para recibir el título de Psicólogo Clínico. No obstante, las plazas para este todos sabemos que son
muy escasas en relación a la demanda existente. Esto genera de por sí un
escenario que favorece la aparición de temores e incertidumbres en cuanto al
futuro profesional. Por otra parte, las personas que suelen tener más facilidad
para desarrollar problemas emocionales en el transcurso de la preparación son
aquellas que tienen una mezcla muy peligrosa: baja sensación de auto-eficacia y
una elevada auto-exigencia. Partiendo de la base de que la preparación del PIR
es una tarea que supone un estrés considerable a cualquier candidato, ya sea
por el número de horas exigida, por la cantidad del conocimiento a estudiar o
por el tiempo de preparación acumulado, cuando una personas considera que no
tiene (y no tendrá) los recursos suficientes para hacer frente a esta tarea su
nivel de estrés aumentará considerablemente. Y cuando hablamos de estrés
hablamos justamente de la sensación que la persona tiene de que sus conductas
pueden producir los resultados exigidos por una determinada situación. Además
de esto, lo que puede agravar aún más el afrontamiento de esta persona es el
grado de exigencia con una misma, pues si además de entender que no podrá hacer
frente a las tareas de la preparación se culpa o se critica severamente por no
hacerlo, la respuesta ante el estrés será aún mayor.
Suele ocurrir también que en este perfil de funcionamiento,
aparece el famoso pensamiento dicotómico, que se traduciría en pensar que si no
saca el PIR no conseguirá ninguna otra cosa o que es la única salida que
existe. Esta combinación de diversas formas de pensamiento y afrontamiento al
estrés, suele conducir a comenzar estudiando un mayor número de horas del
necesario bajo una gran presión, con lo que, en poco tiempo, el rendimiento en
el estudio comienza a decaer. Ante esto, en lugar de realizar otro tipo de
acciones destinadas a tomar conciencia de lo que está ocurriendo, pueden
aumentar aún más su esfuerzo diario en un ciclo que, si no se para a tiempo,
puede desencadenar en un síndrome de burnout. Para entender mejor esta parte,
sirve ayudarse de la siguiente metáfora: la persona actúa como un coche que se
está quedando sin gasolina y que tiene la opción de pararse a repostar, pero,
en lugar de eso, intenta llegar a su meta donde ve que hay otra gasolinera.
Impulsado por la exigencia de llegar cuanto antes, aumenta la velocidad
creyendo que así llegará a tiempo. Lo que no sabe es que el combustible se le
acabará antes de llegar a su meta y se verá obligado a pararse definitivamente
y pedir ayuda.
Esperamos que esta reflexión la hayáis encontrado de utilidad y
nos encantaría oír vuestros comentarios o experiencia al respecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario