A estas alturas de la preparación es normal que, tras varios meses
estudiando, comiencen a aparecer signos
de cansancio físico y de fatiga mental. Reaccionar adecuadamente a estas
señales es esencial porque puede significar acabar agotándonos con el conocido
síndrome de burnout o tomar una serie de pasos para evitarlo y mantenernos
concentrados. A grandes rasgos, el burnout se manifiesta con síntomas como
cefaleas, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, fatiga y
disminución del rendimiento. Estos aparecen tras periodos prolongados de estrés
en relación con trabajo y, en el caso de los que se preparan el PIR, los
momentos de tensión sostenida vividos a lo largo de la preparación pueden
llevar a su aparición.
Sin embargo, el problema fundamental del burnout es que la persona
raramente es consciente de que debe parar o descansar, a pesar de las múltiples
señales que su cuerpo le manda a modo de avisos. Por ello, especialmente en
esta época hay que estar atentos a estas señales para evitar que este tipo de
cuadros aparezcan y puedan acabar desviando una buena preparación.
A continuación vamos a tratar de una serie de consejos con los que
evitar sobrecargarse y mejorar la concentración:
Lista de tareas para ese
día. Antes de comenzar la jornada de estudio es
muy positivo hacer una lista de cuáles son las actividades que planeamos
realizar ese día. Esta lista debe ser corta, evitando imponernos metas que de
entrada sepamos que no alcanzaremos, de lo contrario el efecto será el opuesto.
La idea de hacer una lista es doble: por una parte tener una estructura de qué
será lo que ese día tendremos que hacer, punto por punto, y por otra, poder
planificar nuestro tiempo en función de esto.
Cero Distracciones. Algo que puede disminuir drásticamente nuestro rendimiento son
las pequeñas distracciones del lugar de estudio, aquellas que hagan que
tengamos que ir y volver constantemente a aquello que se está estudiando. Desde
el teléfono móvil a estudiar en zonas donde haya exceso de ruido, temperaturas
muy altas o muy bajas o personas que nos puedan interrumpir son ejemplos de
estas situaciones. Por tanto, asegúrate de haber buscado un ambiente tranquilo
y donde estés cómodo.
Aprendizaje activo. Una de las formas de estudiar que más nos mantiene concentrados y
que favorecerá el aprendizaje es tener una interacción activa con el material
estudiado. En otras palabras, en lugar
de estudiar copiando o leyendo, tener un papel protagonista en todas las
actividades del estudio. Para esto es importante relacionar los conceptos
estudiados con otros vistos tiempo atrás, subrayar, crear mapas o esquemas
mentales, escribir notas que nos ayuden a entender conceptos complejos,
realizar simulacros o repasar utilizando flashcards.
Estudiar por ciclos. Se sabe que, aunque varía algo en función de la persona, podemos
estar concentrados durante unos 50 a 60 minutos siendo productivos. Por tanto, es importante hacer pequeños
descansos de no más de 5 minutos, en los que podemos aprovechar para comer algo
y para estirar los músculos del cuello, brazos y espalda, que son los que más
tensión soportan durante el estudio. Además,
también es bueno repartir estos ciclos de 50-60 minutos a lo largo del día
siempre que sea posible, evitando, por ejemplo, realizar sesiones de 4 o más
ciclos seguidos.
Tomar distancia. Durante la preparación es bueno no sólo avanzar de forma lineal
cuando uno aprende, sino pararse a mirar atrás a todo lo que ya ha estudiado y
repasado, para poderlo integrar, darle una lógica. Además de permitir tener una
idea global de las distintas materias y del estudio que uno ha realizado, podrá
detectar en qué áreas debe volver o qué dirección tomar en la preparación.
Come de forma saludable.
Ya se sabe que cuanto menos tiempo queda, uno
intenta quitarlo de actividades rutinarias como cocinar. Aunque realmente no es
el momento para practicar nuevas recetas, es necesario comer de forma saludable
para a garantizar que podamos continuar rindiendo de manera adecuada. Recordad
el artículo en el que destacábamos la importancia de tomar carbohidratos
complejos, verduras y fruta, pues estos nos proporcionarán los nutrientes que
necesitamos para continuar en esta etapa.
Premiarte. Por último, pero no por ello menos importante, cada día que
hayamos terminado nuestra rutina de estudio debemos concedernos pequeños
premios de aquellas cosas que nos gustan. Aunque somos psicólogos, a veces
olvidamos la importancia de los reforzadores en nuestra vida diaria, y quien
mejor que uno mismo para saber qué cosas le gustan. Puede ser dar un paseo con
la pareja, ver un capítulo de tu serie favorita o quedar un rato con los
amigos, pero estos pequeños premios nos harán empezar el próximo día con más
energía.
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