Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe
Y colorín colorado este cuento aún
no se ha acabado
Admitiendo que tras tamaño titular se adquiere el
compromiso de no defraudar a quien lea estas líneas, lo primero que rezuma mi
mente es evocar mi color preferido, y no es otro que el azul. Pero hay muchos
azules y por mucho que Isaac Newton (henchido en lo supersticioso) insistiera
en que el arcoíris tiene siete colores (de los que dos equivaldrían a tonos
azules), lo cierto es que hay infinidad de matices y/o variantes para lo que
percibimos como un color. Rojo, naranja, amarillo verde, añil, azul y
violeta; musicalmente hablando el do, re, mi, fa, sol, la si; tirando de
alquimia, el oro, plata, cobre, mercurio, plomo, estaño y hierro; y
orientándonos a la psicología de la personalidad y, ahora sí, por orden, con vinculación
cromática y dejándome llevar por mi parte emocional más positiva, pienso en
el amor/pasión (rojo), orgullo (naranja), alegría (amarillo), confianza
(verde), paz (añil), admiración (azul) o sorpresa (morado). En un polo opuesto
podrían situarse la ira, vergüenza, tristeza, miedo, hostilidad, repugnancia
y aburrimiento. Muy posiblemente nuestras preferencias en colores revelen
nuestros estados emocionales e incluso orienten hacia nuestras actitudes y/o
predisposiciones. Elongando esta afirmación, nuestras preferencias cromáticas
podrían orientar hacia nuestros rasgos de la personalidad aunque, para que
nadie se escandalice, sea más correcto señalar que los colores pueden inducir
ciertos estados y, por tanto, nuestros estados pueden determinar la elección
de ciertos colores.
Volviendo a mi preferencia por el azul, es un color
que transmite equilibrio y paz. El planteamiento es que alguien que prefiere
esta tonalidad busca la tranquilidad y, en cierto modo, no toma en
consideración lo que los demás piensan u opinan de ellos. Son personas a las
que les cuestan los cambios, íntegros y, en cierto modo, obstinados. No
obstante, hay 111 tonos de azul y, además, los estudios dicen que es el color
más comúnmente seleccionado como preferido, por lo que tampoco hay que ser
muy rígidos. Admito mi preferencia por el azul eléctrico lo que seguro da una
mayor especificidad a la hora de describir los rasgos de personalidad
mencionados en comparación con otras tonalidades como el azul acero, azul
montaña, azul xenón, índigo, turquesa o el azul nomeolvides. Y es que creo
imposible equiparar lo eléctrico con el azul turquesa…
Psicología de los colores
E. Heller es una psicóloga y socióloga que ha
investigado acerca de las asociaciones y/o vinculaciones que establecemos
para los colores. Relativo a la personalidad, la preferencia por el rojo
caracteriza a aquellas personas que son optimistas, competitivas aunque, eso
sí, con cierta impulsividad. Presumiblemente predominará la extraversión pero
su carácter aperturista hacia los demás estará mediatizado por su escasa
reflexividad. El gris orienta hacia el equilibrio, tranquilidad,
conservadurismo, frialdad y, por qué no decirlo, escasa apertura a la
experiencia. Cómo no hablar del verde, color de la esperanza pero, sobre todo
color que orienta hacia personas calmadas, cercanas y en las que puede haber
cierta dependencia y/o necesidad de sentirse queridas y seguras junto a
alguien. Consideran necesario un reconocimiento de sus esfuerzos y acciones.
El amarillo expresa creatividad, es decir, mucha capacidad de imaginación
pero no exenta de un pragmatismo que, análogamente, indica buen autocontrol
emocional. El naranja nos lleva al dinamismo, interés por los deportes y, en
general, los retos diarios; con interés por la gente y con predominio de la
reflexividad. El morado define la espiritualidad acompañada de reflexividad,
altruismo, caridad y una altísima sensibilidad. Antagónicamente el marrón
define a personas sobrias y muy pendientes de lo tangible o mesurable (lo
físico); no quieren grandes aventuras en su vida y prefieren la comodidad del
día a día con sus personas queridas. Por último, el blanco implica unidad y
lo absoluto por lo que puede haber cierto extremismo, aunque también orienta
hacia rendición y esa tendencia a la dicotomía (por lo absoluto) puede ser
mediatizada por cierta sumisión y
dependencia. Probablemente son personas que rehúyen el conflicto pudiendo
ceder en sus pretensiones.
Lo cierto es que a todos nos gustan varios colores y
son los estados los que nos hacen oscilar de unos a otros, aunque nuestra
preferencia (rasgo) siempre estará.
A modo de reflexión final, decía Paulo Coelho que “no todo en la vida es de un color u otro. Miren sino el arcoíris” y
lo cierto es que encasillarnos por una preferencia cromática modulable por
nuestros estados emocionales simplifica en exceso la realidad. Quedémonos con
la sabiduría popular y es que en
materia de color, el que a cada uno le gusta es el mejor.
¿Qué piensas del estudio del color
en el ámbito de la psicología de la personalidad?
¿Qué aspectos te atraen más del
campo de la personalidad?
Bibliografía
Heller,
E. (2016). Psicología del color. Gustavo Gili: Barcelona
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miércoles, 11 de enero de 2017
Dime un color y te diré como eres
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