martes, 13 de diciembre de 2016

Me parto de la risa con tu inteligencia


Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe

La potencia intelectual de una persona se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar
Con un mínimo parafraseo en lo relativo a sustituir hombre (dicho por F. Nietzsche) por persona (algo más correcto) lo cierto es que se está planteando una magnífica definición del humor. Y sí, el humor es inteligencia y/o la inteligencia es humor (al menos tienen mucho que ver). Es muy posible que aquellas personas que sepan resolver acertijos de cierta complejidad tengan un sentido del humor muy desarrollado. A la hora de medir la inteligencia, más allá de las consabidas pruebas de Cociente Intelectual, es típico el utilizar acertijos de dificultad creciente en los que se valora si la persona es capaz de ir progresando. Bajo este prisma, la lógica es que quienes resuelven los más complejos serán personas muy divertidas. Pues probémoslo de forma práctica resolviendo estos acertijos:

      -          Una madre manda a su hijo al río para que le traiga exactamente 3 litros de agua. Para ello le da un bote de 4 litros y otro de 9 litros. Cómo puede medir el niño con exactitud los tres litros sirviéndose únicamente de los dos botes.
      -          Hay un árbol con 9 pájaros y 1 cazador que tira 2 tiros al árbol. Cuántos pájaros quedan en el árbol.
      -          Cuántas veces puede restarse el número 1 del número 1.111.

Una vez planteados estos problemas pasaremos al humor. Tirando de chistes psicológicos podemos buscar algo que pueda hacernos reír. Tras una gran entrevista clínica llegas a la conclusión de que la persona que tienes delante es un hipocondríaco y de repente te responde: “Si es la única enfermedad que no tengo”. A lo mejor este chiste no es muy gracioso, pues probemos con otro algo más directo: “Cómo se dice psicoanalista en japonés: - Sakudo Tukoko”… Lo sé, quizá es el momento de parar y asumir que si quien escribe estos chistes ha resuelto los acertijos es porque venían con solución. En todo caso, se han planteado tres chistes inocentes incidiendo en la ironía (una de las claves del humor) en la necesaria frase que finalizaba este amago de oda humorística.  Por cierto, el primer problema se soluciona llenando el bote de 4 litros tres veces y vaciándolo después en el de 9 litros. Al tercer intento de llenado del bote de 9 litros nos quedará uno en el de 4 litros. Lo de los pájaros tiene una solución ingeniosa, ya que es posible que la mala puntería haga que todos salgan volando y no quede ninguno. Por último, no menos picaresca es la solución al tema de la sustracción seriada, ya que una vez restes 1 de 1.111 no podrás volver a restarlo nunca más de ese número, sino de 1.110, 1.109…

Humor e inteligencia
El humor supone una condición propia del ser humano que se manifiesta en diversas formas y ante otras tantas circunstancias. Podemos distinguir diversos tipos de humor como el humor absurdo (situaciones disparatadas), humor blanco (sin obscenidades), humor hacker (expertos en informática), humor crudo (efectivo, original y contundente para  situaciones que provocan dolor o vergüenza en quienes las protagonizan), humor negro (similar al anterior pero que divierte con cuestiones relacionadas con la muerte y/o conceptos asociados), humor seco (sin variación de emociones o lenguaje corporal, con solemnidad y tranquilidad imperturbable), humor verde (recurre a la sexualidad) o humor duro (chiste con cierta brutalidad al ridiculizar un concepto y/o persona).

La relación entre humor e inteligencia ha sido mostrada en diversos estudios. Así, se ha encontrado con cierta consistencia que las personas que tienen mayores índices de inteligencia tienen un elevado sentido del humor. En otras palabras, quienes tienen mayor cociente intelectual son capaces de poder redefinir lo negativo, clasificándolo como positivo o, de una manera alternativa, quienes saben reírse de sus desgracias son aquellos con mayor capacidad para resolver problemas.
Por tanto, parece que tener un buen sentido del humor es sinónimo de inteligencia y, a partir de ello, hay otras connotaciones positivas (abordables en otro artículo) como la de mejorar la salud (a través de estimular el sistema inmune) y, por tanto, favorecer una eventual mayor longevidad. Y es que ya lo decía Aristótelesla risa es un ejercicio valioso para la salud” y, para qué engañarnos, de qué serviría ser ingenioso si no se logra una inteligente y sana diversión.

¿Qué te parece la relación establecida entre inteligencia y humor? ¿Te interesan otras preguntas de esta temática aptitudinal?

Bibliografía
Huizinga, J. (2008).  Homo ludens. El juego y la cultura. Madrid: F. C. E.

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