viernes, 9 de agosto de 2013

Es cierto que los opuestos se atraen?

Hoy compartimos un post veraniego publicado por  en Psicología Cotidiana


Hoy hablaremos de uno de los mitos más vinculados a las relaciones de pareja y que más se han extendido en la conciencia popular. El mito o creencia de que “Los opuestos se atraen”.
¿De dónde y porqué ha surgido este mito? Estarás conmigo cuando digo que las películas románticas son posiblemente el género de cine más previsible que existe. No hay más que echar un breve vistazo a la filmografía más comercial y darse cuenta de que existe un patrón que se repite y que incluye la creencia de los opuestos. Verbigracia:
Chic@ de clase media alta, adinerada, con estudios, conoce y se enamora de chic@ de clase media baja, con escasos recursos, sin formación pero con talentos que el otr@ aprecia y le resultan la mar de atractivos. Tendrán una relación posiblemente en contra de la familia, amigos, destino o circunstancias de la vida pero al final, por regla general, triunfa el amor y nos alecciona  (o adoctrina, según se mire) moralmente. Para muestras un par de ejemplos clásicos:
En “Pretty Woman”, Edward, un multimillonario hombre de negocios aburrido y soso como el solo, se enamora de Vivian una cenicienta de saldo y esquina divertida y risueña que le da “vidilla”. En “Titanic”, Jack un muchacho de clase baja, artista y trotamundos se enamora de Rose, una joven adinerada, fina, con estudios y que no sabía escupir.
Por último (no es cuestión de alargar más esto, creo que se ha pillado la idea) en “Dirty Dancing”, Johnny, un experto profesor de baile y macarrilla de bar se enamora de Baby (tiene tela el nombre) una idealista, cándida e inocente adolescente que le encanta “bailar sucio”. Y así con un centenar de títulos más. Incluso desde pequeños se nos introduce esta idea, con películas de animación como “La Dama y el Vagabundo”, “Aladdin”, “La Cenicienta”, “La Bella y la Bestia“, “Pocahontas”, y un largo, etc. (Cuanto daño ha hecho Disney, pero esto se merece otra entrada).
Desde luego para que una idea se cimente y coja categoría de creencia popular tiene que calar y ser repetida durante mucho tiempo. De esto, la industria del cine sabe mucho. Si nos remontamos a 1934 podemos disfrutar de títulos como “Sucedió una noche” donde podemos comprobar que este esquema no ha cambiado en 80 años.
A las películas se le añaden series de televisión, música e incluso novelas (por ejemplo la recientemente famosa saga de Grey) que han llevado a que mucha gente esté convencida de que personas con formas de ser y creencias opuestas son especialmente propensas a atraerse entre sí (la famosa hipótesis de la complementariedad).
Encima tenemos una cultura popular en forma de dichos o proverbios que lo respaldan, ya sabes “los opuestos se atraen”. Pero esto no sería del todo justo ya que al igual que existe un proverbio para algo, existe otro para justamente lo contrario. Por ejemplo:
Tenemos por una parte “No por mucho madrugar amanece más temprano” y por otra “a quien madruga Dios le ayuda”. “El que no arriesga no gana” que no casa con “más vale pájaro en mano que ciento volando” o alguno menos utilizado como “cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía” que contradice al famoso “a caballo regalado no le mires el diente”. En el caso que nos ocupa al igual que habrás oído “los opuestos se atraen” también habrás oído “busca tu media naranja”. Entonces, ¿en qué quedamos?
Pero, ¿Te has preguntado alguna vez cómo emparejan las agencias de contacto? O ¿cómo te recomiendan amistad las redes sociales? ¿Crees que lo hacen buscando patrones comunes, gustos similares o que lo hacen buscando perfiles diametralmente opuestos? ¿Por qué lo harán así?
Pues parece ser que las empresas de éxito dedicadas a la búsqueda de pareja tales como Match,  eHarmony o loventine ponen en contacto a sus miembros en base a criterios de similitud (características de personalidad, actitudes, gustos, etc)  previamente definidos. ¿Pero qué dicen los estudios respecto a estas prácticas? Pues más bien poco. No hay evidencias claras sobre si son efectivas estas empresas y existen pocos estudios que lo aborden. De los últimos encontrados está el presentado por John Cacioppo, profesor de psicología en la Universidad de Chicago (EEUU), que indica que internet está alterando la dinámica a largo plazo de las relaciones de pareja, incluyendo el matrimonio. Llegando a decir que son más duraderos para parejas que se conocieron por internet. Y se queda a gusto. Pero ¿qué fiabilidad tiene unestudio financiado por un portal de citas, en este caso eHarmony? Me recuerda a los estudios de eficacia de fármacos llevados a cabo por la misma farmacéutica que lo va a comercializar. Un pelín sesgado, ¿no te parece?
Como hemos comentado, el mito está muy arraigado, incluso desde edades muy tempranas. La psicóloga Lynn McCutcheon encontró que el 77% de los estudiantes jóvenes estaba de acuerdo en eso de que los opuestos se atraen, consideraban que las personas más afines o parecidas eran más monótonas y por tanto menos atractivas.
Pues resulta que los estudios demuestran que las personas con rasgos de personalidad similares tienen más probabilidades de ser atraídos el uno al otro que las personas con rasgos de personalidad diferentes. Por ejemplo, en uno se demostró que las personas con un estilo depersonalidad tipo A (que se suelen describir como personas competitivas, ambiciosas, difíciles de llevar, conscientes del tiempo, y algo hostiles) prefieren parejas de citas que tengan su mismo tipo de personalidad, llegando a evitar otros tipos de personalidad distinto como eltipo B (personas relajadas, pacientes, poco competitivas y ambiciosas).
Parece que la tendencia a buscar a personas similares a nosotros también se da con lasamistades. Somos más propensos a pasar el rato con gente con rasgos de personalidad similares a los nuestros. Los estudios dicen que el grado de similitud en los rasgos de personalidad es un buen predictor del grado de atracción al comienzo de la relación y un buen indicador de la estabilidad marital y felicidad posterior. Otros estudios afirman que personas con el rasgo de personalidad “responsabilidad” (uno de “los 5 grandes”. También llamado factor de conciencia, relacionado con características como la confiabilidad o necesidad de logro, planificación de metas, etc)  es especialmente importante de cara a la satisfacción marital.
El estudio más reciente que he encontrado (de este año, interesante porque incluye interesantes mejoras metodológicas) advierte que, en términos de personalidad,da igual que seamos medias naranjas o polos opuestos ya que parece que no está asociado con un mayor o menor grado de bienestar general. Lo que parece que si tiene importancia es que los rasgos de personalidad de un miembro de la pareja (extroversión, estabilidad emocional, amabilidad, responsabilidad y apertura a la experiencia) son predictores significativos del mayor nivel de satisfacción del otro miembro de la pareja. Vamos que si eres una persona desordenada con tus cosas, desorganizada con tu tiempo y tareas, que no sueles hacer planes a medio, largo plazo mejor no te juntes con un/a maniátic@ del orden, porque la relación o durará poco o durará mucho pero mal.
En resumen, después de hacer una pequeña revisión podemos llegar a la conclusión clara de que abordar el tema en términos absolutos es un error, sobre todo en cuanto a cuestiones de pareja se refiere (“polos opuestos” o “medias naranjas”). Ya que a la enorme variabilidad intrapersonal (de cada uno de los miembros de una pareja, como su personalidad, gustos, actitudes, etc.) se le añade la variabilidad de la interacción interpersonal (entre los miembros de la pareja, habilidades y estilos de comunicación, empatía, etc) a lo largo del tiempo en relación a eventos de la vida cambiantes y no controlables.
Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es una media naranja, y que la vida tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta.
John Lennon.
Algo de incertidumbre tampoco viene mal, ¿no es así? Como dice nuestro refranero “quien no arriesga no gana”, ¿o mejor “pájaro en mano que ciento volando”? Elige el que más te convenga.
Artículos y libros relacionados (para los más curiosos):
  • Baron, R. A., & Byrne, B. (1994). Social psychology: Understanding human inter action(7th ed.). Boston: Allyn & Bacon. 
  • Furler, K., Gomez, V., & Grob, A. (2013). Personality similarity and life satisfaction in couples. Journal of Research in Personality, 47 (4), 369-375
  • Cacioppo, J. (2013). Marital satisfaction and break-ups differ across on-line and off-line meeting venues. Proceedings of National Academy of Sciences of the United States of America.
  • Lazarus, A. A. (2001). Marital myths revisited: A fresh look at two dozen mistaken beliefs about marriage. Atascadero, CA: Impact Publishers.
  • Lewak, R. W., Wakefield, J. A., Jr., & Briggs, P. F. (1985). Intelligence and personality in mate choice and marital satisfaction. Personality and Individual Differences, 4, 471–477.
  • Lillienfeld, Jay Lynn, Ruscio y Beyerstein (2010). 50 Great Myths of Popular Psychology: Shattering Widespread Misconceptions about Human Behavior. London: Willey-Blckwell.
  • McCutcheon, L. (1991). A New test of Misconceptions about psychology.  Psychological Reports: Volume 68, Issue , pp. 647-653.
  • Morell, M. A., Twillman, R. K., Sullaway, M. E. (1989). Would a Type A date another Type A? Influence of behavior type and personal attributes in the selection of dating partners. Journal of Applied Social Psychology, 19, 918–931.
  • Nangle, D. W., Erdley, C. A., Zeff, K. R., Stanchfield, L. L., & Gold, J. A. (2004). Opposites do not attract: Social status and behavioral-style concordances among children and the peers who like or dislike them. Journal of Abnormal Child Psychology, 32, 425–434.
  • Nemechek, S., & Olson, K. R. (1999). Five-factor personality similarity and marital adjustment. Social Behavior and Personality, 27, 309–317.

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