miércoles, 16 de octubre de 2013

La OMS publica nuevas guías sobre la atención mental después de una pérdida

Cementerio conjunto de cristianos y musulmanes en Raqqa.| Javier Espinosa
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un nuevo protocolo destinado a trabajadores sanitarios para el tratamiento de las repercusiones de los traumas y la pérdida de seres queridos en la salud mental. Las nuevas guías ponen el énfasis en el apoyo psicosocial en Atención Primaria y desaconsejan el uso de benzodiacepinas, que pueden retrasar la recuperación y generar tolerancia.
Ya en 2008, la OMS desarrolló el Programa de Acción Mundial en Salud Mental (mhGAP), concebido para expandir la atención de los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias mediante protocolos terapéuticos sencillos que pueden ser aplicados por los médicos y enfermeras de atención primaria. Ahora, dichos objetivos se amplían para incluir también el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el estrés agudo y el duelo.
Los eventos traumáticos y la pérdida de seres queridos son frecuentes en la vida. En un estudio de la OMS llevado a cabo en 21 países, más del 10% de los encuestados declararon que había sido testigo de actos de violencia (21,8%) o había sufrido violencia interpersonal (18,8%), accidentes (17,7%), exposición a conflictos bélicos (16,2%) o eventos traumáticos relacionados con seres queridos (12,5%). Se estima que un 3,6% de la población mundial ha sufrido un trastorno de estrés postraumático (TEPT) en el último año.
"Hemos recibido numerosas peticiones de orientación para ofrecer atención de salud mental a las personas que acaban de sufrir eventos traumáticos o la pérdida de seres queridos", ha dicho el doctor Oleg Chestnov, subdirector general de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental. "Los profesionales de la atención primaria podrán ofrecer ahora apoyo básico fundamentado en la mejor evidencia disponible. Aprenderán así también a derivar a los pacientes que necesiten un tratamiento más avanzado".
De hecho, el nuevo protocolo, publicado conjuntamente con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), pone el énfasis en el papel que puede jugar el personal de Atención Primaria, ofreciendo apoyo psicosocial básico a los refugiados y a las personas expuestas a traumas o a la pérdida de seres queridos en otras situaciones.
El tipo de apoyo ofrecido abarca los primeros auxilios psicológicos, la gestión del estrés, y la ayuda a los afectados para enseñarles métodos de afrontamiento positivos y posibilidades de apoyo social, o reforzarlos en su caso. Las nuevas guías se publican en las páginas de la revista 'The Journal of the American Medical Association'.
Además, ante los afectados por el trastorno de estrés postraumático, debe considerarse la posibilidad de derivarlos para que reciban tratamiento avanzado, como por ejemplo terapia cognitivo-conductual o una nueva técnica conocida como desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR). Estas técnicas ayudan a las personas a atenuar los recuerdos vívidos, reiterados y no deseados de eventos traumáticos. Se recomienda una mayor capacitación y supervisión para ampliar las posibilidades de acceso a esos métodos.
La OMS también ha aprovechado este documento para poner en guardia al personal sanitario contra algunos tratamientos demasiado corrientes. Por ejemplo, las benzodiacepinas, fármacos contra la ansiedad, "son una opción que debe evitarse para aliviar los síntomas de estrés traumático agudo y los problemas de insomnio durante el mes siguiente al evento potencialmente traumático", recalca.
De hecho, el documento recuerda que no hay datos que demuestren que las benzodiacepinas (comúnmente empleadas contra la ansiedad) alivien los síntomas de estrés postraumático tras un evento potencialmente traumático reciente; "de hecho, pueden retrasar la recuperación tras ese tipo de eventos".
Los principales motivos de preocupación en torno al uso de las benzodiacepinas son que muchas personas desarrollan tolerancia a sus efectos, apenas obtienen beneficio terapéutico cuando las consumen de forma crónica, se vuelven dependientes de ellas y sufren un síndrome de abstinencia al dejar de tomarlas.
En consecuencia, la recomendación de la OMS es que no se ofrezcan benzodiacepinas a los adultos para mitigar los síntomas de estrés traumático agudo asociados a un deterioro importante del funcionamiento diario durante el mes siguiente al evento potencialmente traumático.
En la recomendación de la OMS se señala también que las benzodiacepinas pueden ser útiles para otros trastornos mentales.

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