Ángel Priego Luque
Puesto 16. Convocatoria 2013.
Expediente: Rondando 1,8.
Examen 567 puntos, 27 fallos y 0 blancas.
Así me considero yo, un hijo pródigo de la psicología. Empecé la carrera en el año 1994 y la acabé en 1998.
En aquellos tiempos, y con 22 años la verdad, ni me planteé prepararme el PIR (muchas ganas de acabar la carrera, ponerme a trabajar en algo "cualificado" y un expediente relativamente bajo fueron los factores que tuvieron más peso en esta decisión).
Tal y como estaba el contexto entonces, la salida laboral más rápida aplicable a la psicología era el campo de los recursos humanos, y hacia allí me encaminé.
Después fueron pasando los años, fui acumulando experiencias y cambiando de oficios: Recursos Humanos, Visitador Médico, Propietario de un Bar, Tabiquero y Tornero-Fresador pero siempre con la espinita clavada de la Psicología Clínica.
Llegó la crisis, me vi en el paro y con unas perspectivas de futuro turbias; llegado este punto decidí intentar sacarme esa espinita y ponerme a estudiar en serio.
Esta ha sido mi trayectoria en la preparación:
El objetivo del primer año fue el de establecer un punto de partida, y comprobar por mí mismo las posibilidades reales de sacar plaza. Fue un año extremadamente complicado por motivos personales, pero le dediqué mucho esfuerzo (una media de 7 horas diarias); quedé el número 271 y con la sensación que podría haberlo hecho mucho mejor (falta de experiencia y entrenamiento en situación de examen).
En la segunda convocatoria el puesto obtenido fue el 143, prefiero no recordar como se le queda el cuerpo a uno cuando se queda tan cerca. De todas formas esta experiencia me sirvió para analizar en profundidad cuáles fueron mis errores (ya no de conocimientos si no de actuación en el día del examen).
En esta última convocatoria me matriculé en CEDE, en los cursos de Sábado en Barcelona y estoy convencido que fue un acierto.
Los materiales que ofrece la academia son muy buenos, tanto los libros como los resúmenes, su programación te ayuda a organizarte el tiempo y a priorizar materias y temas dentro de las materias.
Antes de cada clase procuraba tener preparado el tema que íbamos a tratar, y la clase me servía para repasar lo que ya había estudiado y para resolver dudas.
Hacer simulacros, contra más mejor, repasar las convocatorias anteriores y hacer las preguntas de área de CEDE, creo que son tareas imprescindibles para preparar con garantía el examen.
Un simulacro ofrece la oportunidad de dar un vistazo a todo el temario, y el tener las respuestas comentadas ayuda también a aclarar posibles dudas y a fijar conceptos. En mi caso, por cada simulacro dedicaba dos días, uno para hacerlo, y otro para analizarlo (tanto los errores como los aciertos).
La media de horas de estudio en esta última convocatoria continúa rondando las 7 horas diarias.
Opinión:
El PIR es una maratón, tanto en lo que se refiere a la preparación (requiere constancia, un ritmo alto y sobre todo constante), como el examen en si (uno debe concienciarse que debe estar durante 235 preguntas concentrado al máximo posible).
En cuanto a los resultados, yo diría que es una Lotería, el factor suerte influye, pero el esfuerzo invertido equivale a comprar más o menos números. Si no estudias o estudias poco, es como esperar que te toque la loto sin comprar números, y si estudias mucho, mucho, muchísimo tendrás más números que si estudias sólo mucho.
De todas formas, hay que ser consciente que nunca podrás comprar todos los números, pero contra más tengas, más fácil que toque. Enfatizo que muchas veces el problema está en la actuación, no en la competencia (conocimientos).
Solo me queda animar a quien se lo esté planteando, especialmente si como fue en mi caso tiene esa espinita clavada, no es fácil, requiere esfuerzo, pero es posible, doy fe de ello.
Por último quiero agradecer a mi familia, mis suegros y mi pareja el apoyo, comprensión y ayuda que me han proporcionado, ya que sin ellos esta aventura hubiera resultado imposible.
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