miércoles, 22 de junio de 2016

Perfil terrorista: ¿lobo solitario, marginal o psicópata?



Nuestro profesor de  Psicología Clínica -Juan Jesús Muñoz García participó en una entrevista para la radio francesa el día 20 de Junio 2016. A continuación podéis leer la entrevista y en el enlace del final del texto acceder al audio. 
Desde hace unos meses, analistas geopolíticos y medios de comunicación franceses y extranjeros explican que el grupo terrorista autollamado Estado Islámico ha cambiado de estrategia, dado que muchos atentados son perpetrados por individuos aislados a los que se ha dado por llamar “lobos solitarios”. ¿Es este apelativo el más indicado para definir el perfil de estos terroristas?
“En realidad ‘lobo solitario’ implica una serie de características muchos más complejas que el hecho de que una persona salga a cometer un crimen”, explica Juan Jesús Muñoz García, Dr. en Psicología Clínica (legal y forense).
“Esto implica que no tenga vinculación con ningún tipo de grupo terrorista, lo cual no es el caso al menos en una de las dos situaciones [atentado en el bar gay de Orlando y asesinato de dos policías en Francia]; que no haya una influencia directa de un líder, que tampoco haya una dirección o un objetivo definido por alguien externo y, eso sí, siempre hay una intención política e ideológica religiosa. Es difícil aplicar el término de lobo solitario a estas dos situaciones que acaban de ocurrir”, añade el Dr. Muñoz García.
El término adecuado
“No hay que buscar términos complejos. Se trata de un terrorismo de carácter individual que en estos casos es lo que llamamos terrorismo autóctono, de origen interno, que tiene que ver más con otro tipo de factores. Evidentemente está detrás un ingrediente religioso, cultural, político-social y que de alguna manera es, hoy por hoy, difícil predecir”, afirma el especialista.
En criminología, anota, “a esto lo llamamos terrorismo de nueva generación, diferente a los terrorismos de la vieja Europa que eran guiados por el nacionalismo, etc. Ahora es un terrorismo más poliformo, de manera que es difícil encontrar un perfil puro”.
Un reto mundial
“Escuche una reflexión sobre el desafío que está enfrentando el mundo actual. Cuando teníamos en España el terrorismo de ETA, no dejaban de ser personas que eran conocidas, que vivían en la clandestinidad y estaban perseguidas porque estaban identificadas. Incluso el terrorismo estaba regionalizado”, estima este psicólogo.
“Ahora estamos frente a una amenaza global, algo que incluso está desindividualizado, no le podemos poner cara. Y muchas veces puede ser cualquiera. No tenemos por qué asociarlo a una persona de bajo estatus social, cultural, etc. Son personas que no acaban de integrarse en la cultura, se alienan, son captadas por personas que están capacitadas para la captación, y todo esto unido al hecho de que sus países de origen están oprimidos, porque estamos hablando de segunda generación o tercera, como en Francia. Ése es un caldo de cultivo”.
Entrevistado: Juan Jesús Muñoz García, psicólogo clínico (legal y forense).

viernes, 17 de junio de 2016

Guía de Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a unos 121 millones de personas en el mundo, de los que menos del 25% tienen acceso a tratamientos efectivos y advierte que una de cada cinco personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo en su vida, aumentando este número si concurren otros factores como comorbilidad o situaciones de estrés. Además, debido a su inicio temprano, a su impacto funcional y a que tiende a la cronicidad y a la recurrencia, actualmente la depresión es una de las principales causas de discapacidad y representa un 4,3% de la carga global de enfermedad4,5.
La prevalencia de este trastorno es variable según el país estudiado y así, el National Comorbidity Survey Replication americano observó que un 16,2% de las personas presentaron depresión mayor en algún momento de su vida (prevalencia-vida) y un 6,6% en los últimos 12 meses (prevalencia-año)6. Según el estudio ESEMeD (European Study of the Epidemiology of Mental Disorders) la prevalencia en España es inferior a la de otros países europeos, con una prevalencia-vida del episodio depresivo de 10,6% y una prevalencia- año del 4,0%, aunque una de las características más notables es que presenta una edad de inicio más temprano y altas tasas de comorbilidad y cronicidad7. Además entre los pacientes hospitalizados la prevalencia de depresión se eleva hasta un 18,9%8 y algunos grupos, como los inmigrantes no regularizados, son especialmente vulnerables, con un porcentaje del 40,7%9.
Las personas con depresión presentan tasas elevadas de comorbilidad y mortalidad. La asociación entre depresión y enfermedades físicas y mentales, así como con el abuso de sustancias y conducta suicida es considerable. La relación de estas patologías y la depresión es compleja, ya que la depresión predispone a su padecimiento y al mismo tiempo la presencia de las mismas incrementa la probabilidad de tener depresión5. No menos importante es el impacto funcional y en la productividad, que se ha estimado que podría representar parte importante de los costes asociados a la depresión10,11. En este sentido, se ha planteado que la depresión es el trastorno mental más costoso en Europa y representa, entre costes directos e indirectos, un 33% del coste total destinado a salud mental, neurología y neurocirugía (118 billones de euros) y un 1% de la economía europea11. Los costes indirectos debidos a bajas por enfermedad y pérdida de productividad suponen un 61% de este gasto, mientras que los costes directos se reparten entre la atención ambulatoria (61%), hospitalizaciones (9%), tratamiento farmacológico (8%) y mortalidad (3%)11.
A pesar de todo lo anterior, el infradiagnóstico e infratratamiento continúa siendo un problema en el manejo de la depresión, tanto en nuestro país como a nivel internacional, por lo que es prioritario optimizar los servicios así como mejorar su abordaje12-15. En España se ha estimado que el 28% de los pacientes que padecen depresión mayor no son diagnosticados en atención primaria, aunque este porcentaje es inferior en las formas más graves de depresión15. Además, el estudio ESEMeD-España puso de manifiesto que en una muestra de pacientes con depresión el 59% no acudió ni a atención primaria ni a especializada el año anterior, y de estos, el 76% no recibieron ningún tipo de tratamiento12. Entre las barreras al tratamiento efectivo la OMS ha identificado, además del déficit de recursos, la falta de profesionales entrenados y el estigma asociado4.
A pesar de que el infradiagnóstico es un importante problema, el sobrediagnóstico y sobretratamiento de la depresión también son factores importantes a tener en cuenta en el manejo de esta patología16,17.
Las Guías de Práctica Clínica podrían tener un papel importante en estos aspectos, favoreciendo la mejora de las estrategias diagnósticas y terapéuticas, de los servicios prestados y reduciendo la variabilidad de la práctica clínica.
En resumen, debido a su alta prevalencia, a su impacto en la salud y en la productividad de las personas y los costes que produce, y a su papel como uno de los principales factores de riesgo de suicidio, la depresión es un desafío tanto para los sistemas sanitarios como para la sociedad.

VER GUIA

lunes, 13 de junio de 2016

26ª JORNADA INTERNACIONAL SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO (Sábado 25 Junio 2016)


Cursos y Máster Malos tratos y violencia de género

Lugar: Salón de Actos. Facultades de CC Políticas y Derecho. UNED. C/ Obispo Trejo, 2. 28040, Madrid

09.00 Entrega de Acreditaciones

10.00 Presentación

10.15 Dª Blanca HERNÁNDEZ OLIVER Delegada del gobierno. Letrada de las Cortes Generales y Prof. de Derecho Constitucional.
Las políticas que se están llevando a cabo y los retos pendientes

11.00 Coloquio

11.15 Dª Blanca HERNÁNDEZ OLIVER, Dª Blanca Estrella RUIZ UNGO, Dra. Teresa SAN SEGUNDO MANUEL
Presentación oficial del libro A vueltas con la violencia

12.00 Pausa Café

12.30 Dª Blanca Estrella RUIZ UNGO
Presidenta de la Asociación Clara Campoamor
¿Qué nos queda por hacer en violencia de género?

13.15 Coloquio

13.30 D. Miguel Ángel ARCONADA MELERO
Prof. Enseñanza Secundaria. Formador de formadores en género y prevención educativa en la violencia de género.
¿Cómo favorecer masculinidades igualitarias en el alumnado?

14.15 Coloquio

14.30 Comida

16.30 Dr. Juan Jesús MUÑOZ GARCÍA Doctor en Psicología. Especialista en Psicología Clínica.
La custodia compartida, los problemas que plantea cuando hay violencia de género y cómo abordarlo

17.15 Coloquio

17.30 Dra. Ruth TEUBÁL
Prof. Titular de Introducción a la Violencia Familiar. Trabajo social. Universidad de Buenos Aires
Las visitas de revinculación “forzadas” en casos de hijos/as abusados sexualmente por el padre. Bases teóricas y pautas técnicas.

18.15 Coloquio

20.00 Cierre

viernes, 10 de junio de 2016

Cuatro claves para afrontar una pérdida



A lo largo de la vida, son muchos los momentos en los que tenemos que hacer frente a pérdidas; pérdidas de seres queridos, pero también de ideales o expectativas. Es algo que  sin duda remueve los cimientos de cualquiera, por ello, la capacidad para gestionarlas y superarlas ponen de manifiesto el grado de madurez emocional de la persona. Pero, si tuviéramos que destacar cuatro puntos importantes y necesarios a la hora de elaborar una pérdida, ¿cuáles serían?

1.  Aceptación. Ser capaz de aceptar el malestar y el torrente emocional que conlleva una pérdida es el primer paso y, aunque pueda parecer algo que “se da por supuesto”, no lo es en absoluto. Son muchas las personas que, o bien no son capaces de detectar en sí mismas las emociones que ha producido esta pérdida, o bien no pueden tolerarlas. Por unos motivos u otros, algunas personas no pasan de este punto, cronificando el proceso de duelo. Y es que, etimológicamente, la palabra duelo proviene del latín dolos, que significa dolor o sufrimiento, algo que siempre está presente en una pérdida. Ante esta situación son muchas las personas que buscan “evadirse” de este dolor, con “distracciones” que van desde el uso de drogas hasta la sustitución inmediata de aquello que se ha perdido. Este último es el caso de aquellos que rápidamente sustituyen a la pareja perdida por otra. Todos estos movimientos no harán otra cosa que frenar el proceso natural de elaboración de una pérdida.


2. Dejar marchar. Una pérdida siempre nos pone ante la tesitura de aceptarla o no. Además de lo comentado en el punto anterior en relación a ser capaz de detectar y sostener el malestar generado, será necesario dejar marchar aquello que se ha perdido para poder elaborar la pérdida. Esta es la parte fundamental del proceso de duelo, ya que no sólo dejamos marchar aquello que se ha perdido, sino todo lo de uno mismo que se va con el objeto perdido; todos los planes, expectativas y partes de la identidad de uno que amenazan con desaparecer. Ante esto, la persona puede negarse a aceptar la pérdida de muy diversas maneras, como estando conectado al objeto perdido desde otra emoción, como la rabia o el rencor o también negando la realidad y construyendo una fantasía en la que sigue conectado a lo perdido. No obstante, el proceso de duelo implica necesariamente ser capaz de separarse de lo perdido, de lo contrario aparecerán toda una serie de complicaciones y síntomas en la vida de la persona, como ocurre en la depresión melancólica.


3. Tiempo. El proceso de elaborar una pérdida necesita de tiempo, es algo que no ocurre de un día para otro, sino que conlleva un proceso en el que la persona tiene que “digerir” toda una serie de cambios y en este periodo es completamente normal tener sentimientos de tristeza y malestar, que son necesarios para asumir la pérdida. Mucho se ha hablado sobre cuánto tiempo es lo normal y cuánto no y existe cierto consenso en hablar de un periodo que oscila entre los 6 meses y 2 años, según el autor. No obstante, el tiempo per se no es significativo, sino cómo la persona está afrontando la pérdida durante todo ese tiempo.
Por ello, puede haber reacciones que ya desde el cuarto mes podamos considerar patológicas. En cualquier caso, lo importante es que la persona sepa que es completamente normal y que, por tanto, se permita encontrarse mal durante el tiempo que precise.


4. Reconexión. Todo proceso de duelo acaba con la reconexión de los afectos vinculados al objeto perdido a un nuevo objeto. Como ejemplo de la no elaboración de la pérdida, vemos en algunas personas la incapacidad para enamorarse de una nueva pareja o de encontrar ilusión por el nuevo trabajo. La reconexión a veces implica que todos esos afectos se vuelcan hacia uno mismo y el individuo encuentra que tiende a realizar más actividades placenteras o es más productivo en su trabajo. Esto es algo que ocurre de forma natural y demuestra la capacidad de la persona de dotar de ilusión y significado a nuevas personas, proyectos o valores en los que investimos los afectos de los objetos perdidos.


miércoles, 8 de junio de 2016

Los peligros que esconden de las técnicas empíricamente probadas.


Existe una tendencia general en la sociedad, que afecta a las ramas sanitarias y esta es la importancia creciente que adquiere la técnica en detrimento del lado más humano de la relación médico o terapeuta - paciente. Es cada vez más frecuente encontrar cirujanos que le explican al paciente cómo será operado con una técnica de última generación, por la que con un aparato de unos milímetros conseguirán extraer el tejido dañado, dejando una marca inapreciable y volviendo a su casa el mismo día. Todo ello, explicando con la frialdad, no necesariamente malintencionada, del que trata al paciente como alguien al que se le debe hacer un procedimiento determinado, pero no tomando en consideración las angustias, expectativas y, en general, la vivencia que el paciente pueda tener de este proceso. Con esto no queremos restar importancia a los avances tecnológicos tan importantes en la ciencia moderna y que nos han permitido lograr hitos impensables tan sólo unos años atrás. Sin embargo, sí debemos recordar y enfatizar la importancia de que estos avances no ensombrezcan el lado más humano de las ciencias de la salud.

La psicología no ha sido inmune a este cambio de paradigma y también ha visto afectada la forma de intervenir en psicoterapia. Se da la idea de que, aplicando una serie de técnicas, un individuo que presente ciertos síntomas podrá superarlos y se encontrará mejor. De forma aséptica y sin mayor indagación, pues “le faltaban herramientas y nosotros se las damos”. De hecho, se oyen frases del tipo de “¿para qué vamos a remover cosas del pasado?” o, “si con estas estrategias la persona se encuentra mejor, ¿por qué explorar más allá?”

La cuestión es compleja y, lejos de defender una u otra escuela de psicoterapia en función de su grado de profundidad, queremos analizar cuáles son los peligros, tanto para el profesional como para el paciente, de ser extremadamente técnicos en las intervenciones. Es cierto que la persona que acude buscando una psicoterapia lo hace en la gran mayoría de casos porque presenta unos síntomas, los que sean, que le producen sufrimiento. Es de sentido común darnos cuenta que nadie presenta síntomas de forma azarosa, como caídos del cielo, sino que son más bien la expresión de un sufrimiento que tiene que ver con la propia vida del sujeto. Así pues, parecería sensato que la persona, antes de aplicar cualquier tipo de técnica para eliminar ese sufrimiento, tuviera un lugar donde poder darle un sentido a qué es lo que ha pasado en su vida como para que estos síntomas aparezcan. Lejos de ser algo necesariamente negativo, estos síntomas podemos entenderlos en muchos casos como señales de aviso de nuestro propio sistema psíquico de que algo que estamos haciendo con nuestra vida nos está afectando; digamos que es un aviso que requiere poder pararse a pensar por qué está presente.

Sin embargo, si ante el síntoma que sea, optamos por suprimirlo porque genera malestar al sujeto, estamos eliminando la posibilidad de que este pueda explorar por qué ha aparecido y darle una lógica. Esto conlleva un cierto tiempo, que puede variar según el caso, y que, sin duda, remueve mucho más que la aplicación de unas técnicas efectivas y clínicamente probadas.  Lo más preocupante de aplicar unas técnicas de forma inmediata, es que es posible que, efectivamente, eliminemos los síntomas, pero la persona puede persistir en las dinámicas que le llevaron a la aparición de estos síntomas. O, lo que es peor, que no sepa cuáles fueron dichas dinámicas. Es como si, ante la presencia de un dolor físico, directamente aplicásemos un analgésico en lugar de analizar su origen, que puede estar indicando la presencia de una patología mayor.

De nuevo, esto no implica que, una vez que la persona haya podido darle un sentido a qué es lo que le ocurre, podamos usar las técnicas que estimemos adecuadas; aunque en muchos casos nos llevemos la sorpresa de que ya no es necesario aplicar ninguna técnica porque el mero hecho de caer en la cuenta de qué era lo que generaba tal malestar cambie toda la dinámica  subyacente y desaparezcan los síntomas.



lunes, 6 de junio de 2016

Un psicólogo de cabecera: la importancia del psicólogo clínico en atención primaria.


Recientemente estamos teniendo noticia de que posiblemente se contraten a unos 20 psicólogos clínicos en Atención Primaria en la Comunidad de Madrid, aunque los psicólogos ya están presentes en estos dispositivos otras comunidades. Pero, ¿cómo de importante es tener Psicólogos Clínicos en Atención Primaria?

La respuesta a esta pregunta es directa: es fundamental contar con psicólogos clínicos en este dispositivo y su ausencia es uno de los factores que están detrás de la sobrecarga que existe en los CSM. No obstante, no es nuestro objetivo hablar de las cuestiones más burocráticas o técnicas sino de describir brevemente qué hace un psicólogo en atención primaria para destacar por qué es tan importante su presencia.

Todos aquellos que hemos rotado o trabajado de alguna forma en este dispositivo hemos comprobado inmediatamente que un altísimo porcentaje de los pacientes que acuden al médico de cabecera lo hacen por dificultades psicológicas o emocionales más que por enfermedades orgánicas exclusivamente. Eso por no contar que muchas de las enfermedades físicas, incluso algunas que no son extremadamente graves, presentan una gran afección emocional. Además, la mayoría de pacientes con sintomatología psicosomática son atendidos en este medio. El problema para los profesionales de medicina de familia que les atienden es doble: tienen un tiempo muy escaso asignado a cada paciente y, como es lógico, no tienen la formación adecuada para realizar un abordaje psicológico de estos casos.  Esta situación afecta negativamente tanto al paciente, que no recibe la atención adecuada, como a los profesionales, que se ven sobrecargados por tener que asumir funciones que no les corresponden. A ello se suman dos fenómenos que todos conocemos: la sobre-medicación en situaciones que no lo requieren y la excesiva derivación a los Centros de Salud Mental, que actualmente se encuentran desbordados y redunda negativamente en los pacientes allí atendidos.

Por todo ello, la labor del psicólogo de atención primaria es de una coordinación estrecha con el resto de profesionales del centro (enfermeras, matronas, trabajadores sociales y médicos) de cara las derivaciones pertinentes y para realizar un abordaje multidisciplinar o, si fuera preciso, exclusivamente psicológico. Para ello, es necesario formar a los profesionales sobre qué tipos de casos sería necesario derivar a cada unidad, porque muchas veces se plantean dudas en este sentido. Además, el psicólogo puede participar en la valoración sobre la pertinencia de derivar a un determinado recurso o atenderlo él mismo. La intervención del psicólogo no se limita a una atención individual de pacientes, sino que admite una gran variación, pudiendo formar grupos de personas con síntomas leves-moderados de ansiedad o depresión, procesos de duelo y otra sintomatología que presente la población a la que se atiende. Pero en Atención Primaria, la función transversal del psicólogo es especialmente importante, pudiendo codirigir actividades que se realizan por otros profesionales como las clases de preparación al parto, talleres de asesoramiento nutricional, ayuda en el control de enfermedades como el asma o la diabetes, por citar algunas.




Con todo ello, esperamos que quede suficientemente acreditada la importancia de esta figura profesional en Atención Primaria, ahora lo importante es que la sociedad pueda tener contacto y beneficiarse de este servicio. Pero finalmente estará en manos de nuestros políticos que se puedan implementar medidas destinadas a nuestra incorporación y colaboración en estos centros.