Hoy en día existen una gran cantidad de técnicas de estudio que se
pueden adaptar a las necesidades de cada uno. Existen algunas que se basan más
en aprovechar la parte visual, como los esquemas o el subrayado, y otras en la
parte auditiva, como hacer ciertas rimas con la información a memorizar o
incluso cantar los temas. Además, es fácil escuchar consejos de unos y de otros
sobre qué puede funcionar para aprovechar mejor las sesiones de estudio.
El objetivo de este artículo es exponer las cuatro condiciones
que, sistemáticamente, han demostrado ser útiles para estudiar, es decir, para
entender y memorizar la información con la que trabajamos. Alguna de estas
claves seguramente será más conocida que otras, pero allá vamos:
1. Prestar atención. Es fundamental que
durante las sesiones de estudio eliminemos cualquier tipo de distracción que
pueda cambiar el foco de nuestra atención. Si por algo se caracteriza nuestra
sociedad actual es por tener múltiples fuentes de información que reclaman de
nuestra atención constantemente, entre otros tenemos, el móvil, la tablet, el
ordenador o la televisión. Por ello, lo mejor será que antes de comenzar a
estudiar nos aseguremos de que todos estos aparatos están desconectados o que
no estén accesibles para que evitar desconcentrarnos con frecuencia. Además, es
muy recomendable estudiar en zonas tranquilas donde podamos tener la seguridad
de que no seremos interrumpidos por conversaciones de otros y cuestiones
similares. Por ello, para poder asimilar la información es clave poder estar
concentrados durante el tiempo necesario, sin distracciones.
2. Generar interés por lo
que se estudia. Se sabe que aquello que despierta nuestro interés de forma
genuina es mejor asimilado, probablemente porque también acabemos prestando una
mayor atención y porque es congruente con toda una serie de esquemas cognitivos
que facilitan la asimilación de la información. Es cierto que no siempre
aquello que estudiamos nos resultará atractivo, pero sí podemos hacer un
esfuerzo por dotar de un mayor interés lo que estudiamos, encontrando aquellos
puntos que nos resulten más interesantes o que llamen nuestra atención. Es una
cuestión de actitud!
3. Hacer conexiones. Una de las formas más potentes de retener
información nueva y refrescar la que tenemos almacenada en nuestra memoria a
largo plazo es hacer el trabajo de conectar la información que estemos
estudiando en ese momento con otra que esté relacionada. Esto suele ocurrir de
forma natural, pues normalmente al estudiar evocamos información relacionada
que previamente hemos leído. En este caso, el consejo consiste en detenernos a
hacer esta tarea de conectar toda la información, como si de una red se
tratara. Sin duda será un tiempo muy bien invertido.
4. Practicar con la
información y repasar. Poner en práctica o usar la información que hemos
estudiado tiene un doble efecto, por un lado garantiza que hemos comprendido
bien lo que hayamos estudiado y en el propio proceso de emplear la información
entenderemos mejor algunos aspectos que se nos hayan podido pasar. Esto se
puede realizar de múltiples maneras, como
los simulacros o la resolución de preguntas relacionadas con el asunto
en cuestión. Por otra parte, la importancia de repasar es vital en el estudio,
pues con buenos repasos garantizaremos no olvidar lo que estudiamos. Aquí la
clave es saber cuándo repasar, que no sea ni con demasiada frecuencia con lo
que perderíamos tiempo para avanzar en materias nuevas, ni haciéndolos demasiado
espaciados, corriendo el riesgo de olvidar la información. Para ello, desde
CEDE os ofrecemos las herramientas de CedeExam y CedeMemory, donde estos mismos
principios se ponen en práctica.