Sabemos que los simulacros de examen son
algo fundamental para la preparación al PIR, no cabe duda de ello. Sin embargo,
es frecuente que por diversos motivos los alumnos acaben por no hacerlos o por
hacer muy pocos. Habitualmente se dan razones como el tiempo que supone
realizarlo y, posteriormente, corregirlo; la posibilidad de ver que está
fallando más de lo que les gustaría es algo desalentador o simplemente la
conocida procrastinación: “ya haré el siguiente”.
A continuación, queremos mostrar cuatro
razones de por qué es algo tan importante realizar simulacros, incluso más que
estudiar, en algunos momentos:
1.
Reproduce la situación real
del examen PIR: es de sobra conocido la importancia de practicar algo en las
condiciones más similares a las de aquello que debemos afrontar. En el caso del
PIR, poder realizar un examen de 5 horas con 235 preguntas requiere
preparación. Poder practicarlo para saber poder adaptaros a cada uno de los factores
que deberéis tener en cuenta, como el tiempo dedicado a cada pregunta, qué
preguntas hacer primero, cómo afrontáis el cansancio que poco a poco sobreviene
y otros factores que si los experimentáis por vosotros mismos podréis enfrentar
de la mejor manera.
2.
Alto número de preguntas
repetidas: aunque varía en cada convocatoria, todos los años se repiten
preguntas de exámenes anteriores o se pregunta por los mismos conceptos de
forma muy similar, por lo que haber hecho simulacros de otros años os puede
asegurar varias preguntas. Y considerando que en esto del PIR conseguir plaza
es a veces cuestión de una pregunta…sería algo a tener muy en cuenta.
3.
De lo general a lo
específico. Mientras que es relativamente fácil saber qué materias son las que
mejor se llevan, es complicado detectar qué conceptos o datos concretos dentro
de cada materia nos cuesta entender o se nos han olvidado ya. Un simulacro es
la forma ideal de conocer específicamente qué debemos revisar y qué no.
4.
El propio examen es una forma
de aprender. Estamos acostumbrados a escuchar que los exámenes sirven para
evaluar el grado de conocimiento de una materia, y es cierto, pero lo que no se
suele decir es que hacer exámenes es quizá una de las formas más efectivas de
estudiar. Dicho de otra forma, el ejercicio de buscar sistemáticamente la
respuesta en nuestra memoria a una pregunta que se nos plantea y comprobar si
es correcta o no, favorece enormemente nuestro rendimiento. No sólo porque nos
permite asentar conocimientos, sino porque podemos relacionarlos entre sí y,
nunca mejor dicho, aprender de los errores.
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