domingo, 17 de julio de 2016

4 Razones por las que deberías hacer todos los simulacros que puedas


Sabemos que los simulacros de examen son algo fundamental para la preparación al PIR, no cabe duda de ello. Sin embargo, es frecuente que por diversos motivos los alumnos acaben por no hacerlos o por hacer muy pocos. Habitualmente se dan razones como el tiempo que supone realizarlo y, posteriormente, corregirlo; la posibilidad de ver que está fallando más de lo que les gustaría es algo desalentador o simplemente la conocida procrastinación: “ya haré el siguiente”.

A continuación, queremos mostrar cuatro razones de por qué es algo tan importante realizar simulacros, incluso más que estudiar, en algunos momentos:

1.                 Reproduce la situación real del examen PIR: es de sobra conocido la importancia de practicar algo en las condiciones más similares a las de aquello que debemos afrontar. En el caso del PIR, poder realizar un examen de 5 horas con 235 preguntas requiere preparación. Poder practicarlo para saber poder adaptaros a cada uno de los factores que deberéis tener en cuenta, como el tiempo dedicado a cada pregunta, qué preguntas hacer primero, cómo afrontáis el cansancio que poco a poco sobreviene y otros factores que si los experimentáis por vosotros mismos podréis enfrentar de la mejor manera.

2.                 Alto número de preguntas repetidas: aunque varía en cada convocatoria, todos los años se repiten preguntas de exámenes anteriores o se pregunta por los mismos conceptos de forma muy similar, por lo que haber hecho simulacros de otros años os puede asegurar varias preguntas. Y considerando que en esto del PIR conseguir plaza es a veces cuestión de una pregunta…sería algo a tener muy en cuenta.

3.                 De lo general a lo específico. Mientras que es relativamente fácil saber qué materias son las que mejor se llevan, es complicado detectar qué conceptos o datos concretos dentro de cada materia nos cuesta entender o se nos han olvidado ya. Un simulacro es la forma ideal de conocer específicamente qué debemos revisar y qué no.


4.                 El propio examen es una forma de aprender. Estamos acostumbrados a escuchar que los exámenes sirven para evaluar el grado de conocimiento de una materia, y es cierto, pero lo que no se suele decir es que hacer exámenes es quizá una de las formas más efectivas de estudiar. Dicho de otra forma, el ejercicio de buscar sistemáticamente la respuesta en nuestra memoria a una pregunta que se nos plantea y comprobar si es correcta o no, favorece enormemente nuestro rendimiento. No sólo porque nos permite asentar conocimientos, sino porque podemos relacionarlos entre sí y, nunca mejor dicho, aprender de los errores.   

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