lunes, 11 de julio de 2016

Experiencias de rotaciones externas

El Instituto de Psicoanálisis Multifamiliar (Argentina)


Andrea Jarabo Valdeolivas es Psicóloga Interna Residente en el HGU Gregorio Marañón y actualmente está en el tercer año de la residencia.

Hola Andrea, en esta entrevista nos gustaría que nos contaras tu experiencia como rotante externa en Argentina, concretamente en el Instituto de Psicoanálisis Multifamiliar. Estoy seguro de que a muchas personas les encantará saber cómo ha sido.

 Empecemos por cómo conociste la existencia de la posibilidad de hacer tu rotación allí. ¿Quién te lo dijo o cómo te enteraste?

La primera vez que oí hablar del Instituto de Psicoanálisis multifamiliar fue en uno de las jornadas ANPIR en el que diferentes residentes de España contaban su experiencia en la rotación externa que habían escogido. Una residente habló sobre esta rotación y me interesó bastante.

 ¿Cuál dirías que fue el motivo principal que te llevó a rotar en este centro? ¿Crees que es necesario tener una gran formación en Psicoanálisis para ir allí?

Aunque fueron muchos los motivos por los que me decidí por este centro, quizá los principales fueron la orientación sistémica y psicoanalítica con que se trabajaba con personas con trastorno mental grave en un formato grupal; y el carácter vivencial del aprendizaje de la teoría de Badaracco.

Por otra parte, aunque no es estrictamente necesaria una formación psicoanalítica para realizar la rotación en la unidad, creo que se puede aprovechar mucho más tanto la docencia como lo vivencial de los grupos, si se tiene una formación previa en psicoanálisis.
  
Una vez allí, ¿nos puedes explicar resumidamente cuál ha sido tu papel como psicóloga clínica? ¿Qué funciones has desarrollado?

Resumidamente, el papel del pasante durante los grupos multifamiliares es de observador. Tras los grupos, se realizan ateneos a los que asisten únicamente los profesionales clínicos. En ellos, los pasantes comentan las reflexiones y vivencias que han experimentado durante el grupo, permitiendo entender las dinámicas y transferencias que se han dado en el transcurso del mismo.

De la misma manera, asistíamos a sesiones familiares que guiaban los terapeutas del centro y posteriormente elaborábamos informes sobre el contenido de la sesión desde nuestra propia vivencia emocional.

Además de los grupos, en el centro había otros espacios en los que los pasantes interactuaban con los pacientes en un ambiente terapéutico más informal (talleres, café, cenas…).

Por último, varios días a la semana realizábamos seminarios de docencia en los que reflexionábamos sobre conceptos de la teoría de Badaracco aplicándola a los grupos a los que asistimos y a casos clínicos que habíamos seguido en nuestro hospital de referencia.

De todo aquello que has podido aprender y disfrutar en tu estancia en el Instituto de Psicoanálisis Multifamiliar, ¿destacarías algo en concreto?

Más allá de los conceptos teóricos y las múltiples herramientas técnicas para trabajar con grupos que he aprendido durante la rotación, destacaría la mirada hacia el paciente que tienen el centro. De ser mirado como un enfermo por los familiares o los profesionales, allí pueden empezar a ser mirados como potencialmente sanos por profesionales, familiares y el resto del grupo. Este cambio en la manera de percibirse supone una condición muy potente para el cambio terapéutico.

Por otro lado, no puedo dejar de mencionar el carácter vivencial de los grupos, tan difícil de explicar, tanto para pacientes como para profesionales ;que permiten cambios a un nivel más profundo y duradero.

Y sobre Argentina y su gente, ¿qué impresión te llevas?

Resulta complicado generalizar, pero podría decir que la mayoría de las personas que he conocido son muy cercanas y afectuosas, mucho más que en España. Y Argentina... me ha dejado sin palabras. Buenos Aires es una ciudad con infinitas posibilidades, cada barrio es diferente, cada día hay multitud de eventos culturales, la gastronomía es única... Y si se tiene la opción de viajar, es un país muy amplio, con ciudades y paisajes para todos los gustos. Una rotación se queda muy corta para explorar todo lo que puede ofrecer el país.

¿Qué 3 lugares recomendarías para aquellos que queramos visitar el país?

-        La Patagonia: la zona de Ushuaia, el Calafate y Bariloche es impresionante... la cordillera andina, los 7 lagos, los glaciares... Es difícil elegir un sitio concreto, quizá me quedaría con El Chalten, un pueblecito montañoso dentro de un parque natural que permite hacer muchas rutas a pie.
-        Las cataratas de Iguazú: Aunque se trata de un lugar excesivamente turístico, es una experiencia increíble e imprescindible si se visita Argentina.
-        La región Norte Grande Argentino: las provincias de Salta y Jujuy merecen mucho la pena. Ideal para hacer un viaje corto que permita disfrutar de ecosistemas diferentes (quebradas, yunga, puna...).

  
¿Le darías algún consejo a alguien que se animase a hacer esta rotación?

Si se tiene la posibilidad, recomendaría hacer la rotación en verano – otoño argentino, a partir del mes de diciembre. De esa manera el clima no va a ser un impedimento para disfrutar al máximo de la ciudad.

También creo que es una buena oportunidad para poder introducirse y conocer otra cultura desde dentro, mezclarse entre la gente y abrir la mente.

Por último, no es un consejo, sino más bien hablo desde mi vivencia. Creo que la rotación en los grupos  te lleva a hacer tu propio proceso. Yo me abrí a sentir y reflexionar sobre las intensas experiencias que se iban dando tanto en los grupos como en mí misma, y me ha llevado a un enorme crecimiento personal y profesional.


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