martes, 26 de julio de 2016

4 Razones por las que el PIR es la mejor formación como Psicólogo Clínico



Actualmente, si cuando un estudiante termina el grado en Psicología quiere dedicarse al área de la psicología clínica tiene varias opciones. La más frecuente es realizar un máster que le forme en una terapia en concreto, como la terapia cognitivo conductual o las terapias de tercera generación. Recientemente, con la implantación del máster de psicólogo general sanitario (PGS) existe la posibilidad de tener una formación genérica en este ámbito.  No obstante, no cabe duda de que la mejor vía formativa para adquirir los conocimientos que se supone que debe tener un psicólogo clínico es el PIR, el problema aquí es el reducido número de plazas que se convocan cada año, lo que limita enormemente cuántas personas pueden acceder a esta formación. Dicho esto, ¿cuáles son las razones por las que el PIR continua siendo la mejor forma para adquirir las capacidades que se presuponen en un psicólogo clínico? Veamos algunas de las más importantes:

1. Rotaciones: Durante los cuatro años de residencia en Psicología Clínica se tiene la oportunidad de rotar por la mayoría de dispositivos de la red de salud mental. Esto tiene muchas implicaciones, significa la oportunidad de poder acceder a recursos que de otra forma no es posible acceder, como los recursos de hospitalización breve o agudos, donde se tratará con pacientes a los que por razones obvias no se trata en otros medios. El sistema de rotaciones no sólo permite tener una idea global de cómo funciona la red de salud mental, sino que garantiza la formación específica en cada uno de ellos siendo esta de lo más diversa, desde formación en adicciones, a infantil o a la rehabilitación del trastorno mental grave.


2. Supervisiones: Durante el periodo de residencia siempre hay un adjunto responsable de supervisar el trabajo que realiza el residente, por lo que se está en constante aprendizaje y formación cada día durante los cuatro años. ¿Qué otra opción de las existentes proporciona algo similar? ¡Es un auténtico lujo poder aprender de cerca de los especialistas en cada área y recibir feedback de cómo desempeñar nuestro trabajo! En los dispositivos como el Centro de Salud Mental, donde el residente está a cargo de un número considerable de pacientes y que en la mayoría de hospitales coincide con el primer año de residencia, estas supervisiones se hacen esenciales porque constituirán las primeras bases de cómo hacer psicoterapia.


3. Docencia: Esta suele realizarse un día por semana y además de que los distintos residentes puedan exponer los temas que les interesan, con frecuencia la comisión docente invita a especialistas en áreas de interés para la formación como psicólogo clínico y como psiquiatra, pues en muchos hospitales la docencia es conjunta para ambos. Es una gran oportunidad tener este tipo de actividades como parte del trabajo de residente, pues permite enriquecer la forma de trabajar del hospital con otras perspectivas que pueden ser interesantes.



4. Contacto con residentes de otras especialidades: La posibilidad de trabajar en equipo con compañeros de áreas afines como la psiquiatría y poder coordinarse para saber cómo abordar los casos más complejos es un aprendizaje que, sin duda, sólo es posible obtener a través del PIR. Esto no sólo supone un aprendizaje de conocimientos más profundos y considerando el tratamiento desde distintos ángulos, sino que es la mejor forma de conocer cómo se realiza el tratamiento integral de los trastornos mentales, algo conocido por la mayoría de forma teórica, pero que sólo es posible realizarlo por esta vía.



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