miércoles, 25 de enero de 2017

CONSEJOS PARA EL DIA DE LA “PRUEBA PIR”


  • Estar en el lugar del examen, provistos del documento acreditativo de su identidad con el que hayan participado en las Pruebas Selectivas (D.N.I., Pasaporte o Número de identificación de extranjeros) edificio y puerta de entrada antes de las 15h. El examen dará comienzo a las 16h... A partir de las 15,30 comienza el llamamiento de los aspirantes para ir entrando al aula del examen. A partir de las 16 horas no entrará nadie.
  • Para contestar la hoja de respuestas, sólo se podrá utilizar bolígrafo de color azul o negro, no estando permitido el uso de lápices, rotuladores, plumas, etc.
  • Es recomendable llevar unas "chuches", chocolatinas o galletas energéticas para recuperar energía.
  • No está permitida la utilización de calculadora. No está permitido el uso de teléfonos móviles, ni de cualquier otro dispositivo con capacidad de almacenamiento de información o posibilidad de comunicación mediante voz o datos, dentro del recinto de examen, una vez iniciado el ejercicio y hasta el final del mismo
  • Suele haber un espacio habilitado para dejar abrigos, bolsos, mochilas, etc.
  • Una vez sentados en el lugar que nos asignen, nos entregaran el cuadernillo de examen y la plantilla de respuestas. IMPORTANTE comprobar que el cuadernillo tiene todas las páginas y por lo tanto las 235 preguntas.
  • Firmar la plantilla de respuestas antes de comenzar y en el sitio correspondiente. Si lo dejamos para el final y la entregamos sin firmar, nos descalificaran automáticamente.
  • Una vez contestadas las preguntas en el cuadernillo, pasarlas a la plantilla con mucha atención. Hacerlo por bloques o de una en una, vigilar las no contestadas para que no se produzcan “saltos”
  • Al final del examen no olvidéis revisar la plantilla de respuestas, hacer algunas comprobaciones para asegurarnos que esta todo correcto
  • No tener la plantilla debajo del cuadernillo, al escribir en él, podemos traspasar a la plantilla –es autocalcable-.
  • Utilizar bolígrafo de color azul o negro, llevar varios.
  • Las preguntas de reservas son MUY importantes. De hecho la primera es la más importante de todo el examen. Vale para sustituir a la primera que anulen, independiente del área que sea.
  • Al principio del examen estarás muy nervios@, como Tod@s,no eres una excepción, poco a poco iras encontrándote mejor, hay tiempo.
  • El examen trata de identificar respuestas –nadie va dominar la materia- por lo tanto no te sientas mal, es así.
  • Muy importante el control del tiempo, dispones de Cinco horas máximo
  • Siempre va haber preguntas “raras” imposibles y rebuscadas .No te sorprendas es así SIEMPRE.
  • Suelen dejar salir al baño entre la segunda hora y la cuarta, si lo necesitas. No intentéis hacer cosas extrañas que os puedan eliminar de la prueba
  • Cuando salgas tendrás la impresión de que este examen ha sido “diferente”, raro, difícil, con un montón de tendencias nuevas, con cosas que no habías visto, etc. tranquilo es normal, pasa todos los años. Cuanto más difícil sea el examen –menos puntuaciones – mejor, así es más discriminativo y se premiara a los mejor preparados
  • Puedes introducir tu plantilla (a partir del sábado 28 de Enero 2017) en la aplicación CedeExam y así la podremos corregir y darte una estimación aproximada del orden del puesto que puedes quedar (martes 31 de Enero 2017) .

lunes, 23 de enero de 2017

Buscando la luz y huyendo de las sombras


Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe

Piensa que si vives alegre, rico eres. Aunque pudiera parecer que se promueve un libertinaje hedonista, en realidad aludo al optimismo junto con la necesidad de aprovechar el tiempo, siendo el último algo abordado en la obra recomendada y, como ahí se plantea, lo más efímero de la existencia. Aunque pueda haber elementos semejantes, nunca volveremos a vivir un momento ya vivido, jamás sentiremos de la misma manera que hemos sentido, nunca nos comportaremos conforme a lo que hemos hecho otra vez e imposible es volver a bañarnos en el mar con el mismo agua, afirmación que se apoya en la paradoja de Heráclito (inspirador de los estoicos).  Permitidme pues situar al optimismo como adalid impersonal de nuestra forma de posicionarnos o gurú de nuestros valores.

Son tantos y profundos los aspectos mencionados previamente que conviene matizarlos. La maravillosa cualidad optimista, la esclavizante  ambición existencial por el tiempo y, por qué no decirlo, una recomendación defensora del optimismo que no ha de soslayar ni ningunear el realismo ante el fracaso pero mucho menos la convicción de la jerarquía de aguardar lo mejor y lo más positivo de todo en nuestra consecución de los fines verdaderos, aquellos que nos hacen realmente felices. Por cierto, también quiero recordar otros constructos y/o valores ya abordados en otras reflexiones como son la suerte (buscada) y el innegociable esfuerzo, necesarios acompañantes del optimismo.

Un optimisma vislumbra un vaso medio lleno (si interesa) por su predisposición a entender y analizar la realidad desde su aspecto más positivo. Supongo que piensa lo innecesario de ver vacío cuando aún queda algo en que apoyarse o a lo que agarrarse.

En Momo se presenta a una niña con una cualidad envidiable para el ser humano, la de saber  escuchar. Participa en lo que atañe a los demás y, sobre todo, con un reluciente optimismo que facilita el aprovechamiento del tiempo, ese tiempo del que es imposible escapar, un bien preciado de compleja gestión. El enemigo de nuestra protagonista es el pesimismo representado por los hombres grises que quieren apoderarse del tiempo de la humanidad. Sin embargo, hay que tener cuidado con el optimismo ilusorio, hemos de cimentar nuestra ilusión a partir de una urdimbre representada por el esfuerzo y engalanada por la trama de la suerte buscada. Si no es así, viviremos en una fantasía que nos hará intolerantes a la frustración y carentes de un mínimo de estoicismo, con la consiguiente inadaptación.

El optimismo como valor guiará nuestro crecimiento personal, facilitará un mejor ánimo y, cómo no, optimizará nuestras posibilidades de éxito en cualquier empresa, por ardua y compleja que parezca. Pero, cuál es el secreto para alcanzar un optimismo no ingénuo y con un toque estoico. Pienso que no es tan difícil llegar si nos mostramos genuinos y auténticos, sencillos pero no simples y orientados a recibir posibles ayudas, cuidándonos de la impulsiva imprudencia, enfatizando en la solución a las dificultades y alejando la queja investida de penurias y oscuridad pero, sobre todo, buscando siempre la solución a los problemas que, no debemos olvidar, implica ver a medio llenar el vaso; ya que si la percepción es de vacío (aunque sea a medias) creeremos que no hay solución a los inconvenientes. ¡Ah! No hay que olvidar a Momo, quien ayudaba a los demás simplemente por el mero hecho de reconocerlos (a ellos y sus posibilidades) reconociendo el momento idóneo en que alentar a los otros, siquiera con su escucha.  Esta niña sabía y nos enseñaba a aprovechar el tiempo.

Quizá el pragmatismo estoico supone distinguir entre lo que depende de nosotros y lo que no supone una severa amenaza para nuestro optimismo. Peor aún, puede implicar el pensar que existe una inevitable finalidad en lo que sucede que impide cualquier otro rumbo. Negúemonos a esto. Como buen optimista os diré que frente al mundo de las sombras siempre está la luminosidad del Sol, estrella que difícilmente veremos apagarse. Decía Isabel Allende, memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro. Cómo me voy a atrever a llevar la contraria ante tan sabia reflexión. En ausencia de esperanza perdemos la confianza e imposible es ser valiente eludiendo una visión optimista de la realidad. Y es que ante la etimología del pesimismo (del latín pessimum -lo peor-) sólo me surge decir virgencita, virgencita, que me quede como estoy ya que el optimismo y la risa son fuentes de vida o, para no ser exagerado, elongan nuestro tiempo. Total, una actitud positiva y la consecuente felicidad asociada suponen un buen marcador de salud. Comencé con lo de vivir alegre como símbolo de riqueza personal. Así pues, por probar nada se pierde y quien no arriesga no gana; el que la sigue, la consigue y, aún más, el que busca, encuentra. Ahora bien, no está de más recordar que no hay mal que por bien no venga. Aprópiate de estas palabras y un incontenible optimismo motivador hará que los fallos sean aprendizajes para llegar al éxito.

Lectura recomendada
Ende, M. (1973, ed. 2007). Momo. Madrid: Alfaguara.

jueves, 19 de enero de 2017

¿Realmente son adictivas las drogas? .

Algunas claves para entender las adicciones y su tratamiento.
Todos hemos escuchado eso de que hay ciertas drogas que generan más adicción que otras y, sobre todo, que tienen el poder de convertir a aquel que las prueba en adicto. Pero, ¿cómo de cierto es esto? ¿puede una droga generar adicción en cualquiera que la consuma?

Esta es una creencia muy arraigada entre la población general, pero lo cierto es que los datos nos demuestran que apenas un 20%  de aquellos que consumen una sustancia, incluso las más controvertidas, se convierten en adictos a esta. Pero ahí no acaba la cuestión, ya que estamos acostumbrados a hablar de adicción a sustancias como la cocaína o el alcohol, pero también conocemos que recientemente se han incluido en manuales diagnósticos de referencia adicciones conductuales, como la ludopatía o juego patológico y la adicción al uso del móvil o del internet. Sin embargo, aquí no resultaría tan sorprendente explicar que porcentajes similares de los usuarios de estos servicios acaban sintiendo tanta una dependencia.

¿Qué está en juego entonces? Si sólo algunas de las personas que se ponen en contacto con sustancias o situaciones potencialmente adictivas acaban quedando presos de su adicción, ¿qué determina que unos acaben “enganchados” y otros no? La realidad es que esta pregunta es objeto de múltiples investigaciones en los últimos años y podemos dividir en dos grandes bloques los esfuerzos por responderla: los que intentaban descubrir las bases biológicas de la adicción y los que buscaban explicar los mecanismos psicológicos de este fenómeno. Si partimos de la premisa de que la sustancia no tiene poder por sí sola de generar adicción, debemos analizar qué factores de la persona son los que llevan a que se acabe convirtiendo en un adicto.

Si nos centramos en los factores psicológicos, que de ningún modo podemos desligar completamente de los físicos, podemos afirmar sin género de dudas que existen personas con características de personalidad que tienen un mayor riesgo de convertirse en adictas. Cuando uno trabaja en unidades donde se abordan problemáticas relacionadas con las adicciones, sean del tipo que sean, se percata de que el perfil de una persona con mayor tendencia a presentar esta problemática es alguien que tiene una especial dificultad en el manejo y regulación de las emociones, presentando una tendencia a evitarlas y a buscar una satisfacción inmediata. Tienen también una gran dificultad para gestionar la demora de la gratificación y de convivir con las emociones y sensaciones desagradables en este transcurso. Por ello es frecuente ver cómo recurren a ciertas sustancias o conductas que se convierten en adictivas como una forma de huir de situaciones que les resultan dolorosas y que no se ven capaces de afrontar. Por tanto, existiría una combinación de un patrón de impulsividad, en relación con la búsqueda de satisfacción inmediata, y de evitación experiencial, en lo relativo a no ponerse en contacto con determinadas emociones.


Por todo ello, es especialmente recomendable en estos pacientes enfoques terapéuticos como el mindfulness, donde se trabaja la regulación emocional desde la aceptación de toda la gama de emociones que la persona pueda experimentar. Esto sin olvidar que una vez se dota a la personas de esta herramienta se puedan abordar aquellos temas íntimos y complejos de los que la persona huía constantemente. Se trataría de que, finalmente, el paciente pueda cambiar la relación que establece consigo mismo y que consiga unas vivencias más enriquecedoras.

Muchos habrán reparado en que lo expuesto aquí en relación a este trastorno sería aplicable a otros como el trastorno obsesivo compulsivo o a los trastornos de la alimentación, entre otros, dado que comparten una base común. Sin embargo, lo interesante, y lo que más va a beneficiar a los pacientes, no es tanto entender el funcionamiento según una determinada etiqueta, sino que estos tengan un lugar donde poder sentir y comprender cómo la forma en que estaban actuando les trae una serie de consecuencias y ofrecerles la posibilidad de experimentar nuevas formas de afrontar las dificultades que pueden surgir en la vida de cada uno.

lunes, 16 de enero de 2017

Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión



Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe

Dicen que por la Calle de Mañana se llega a la Plaza de Nunca. Partamos del supuesto del esfuerzo como algo controlable e innegociable. Pensar en que algo viene porque sí es negarse a seguir nuestro camino de los deseos. Descubrí este camino con una cita preciosa de la obra recomendada y que da título a esta reflexión. El camino de los deseos es un camino largo y que exige toda nuestra voluntad, la verdadera voluntad, probablemente aquel secreto más profundo que no conocemos. La única forma de llegar a ella es siguiendo ese camino y única, a la par que paradójicamente, con la exigencia de ser auténticos y mostrar una inusitada atención, ya que sin estas cualidades nos perderíamos. Al fin y al cabo, podemos estar convencidos de querer algo durante mucho tiempo porque valoramos que es prácticamente imposible, pero cuando se convierte en algo tangible, pierde su deseo y deja de convertirse en un anhelo.

En la Historia Interminable se nos presentan dos mundos, una tortuosa y tormentosa realidad para el protagonista que en el fondo pretende reflejar lo espurio de nuestro modelo de sociedad con olvido para los sueños y amnesia para la esperanza junto con la magia del mundo de Fantasía. En este contexto, la Nada se adueña progresivamente de Fantasía y, en definitiva, las personas perdemos nuestras ilusiones y somos más dóciles y sumisas, estando a merced de los poderosos y denostando nuestra autenticidad. Aunque pueda parecer llamativa esta afirmación, lo cierto es que siempre he pensado que podemos conseguir casi todo considerando nuestras aptitudes, invirtiendo actitud y perseverando en el camino de los deseos. La clave es el esfuerzo dirigido a la finalidad perseguida. Persiguiendo el final perfecto aristotélico, realizaremos múltiples fines (leer, pintar, escuchar música, etc.) dirigidos a nuestra felicidad, la cual alejará nuestra existencia de la vacuidad y nos acercará al final perfecto.

Desde que somos pequeños nos estamos haciendo propósitos y, de cara a los demás, hacemos promesas. “Lograré esto, conseguiré aquello, te aseguro lo otro, te prometo eso…” son expresiones que revelan nuestro compromiso con los demás y/o con nosotros mismos. Pero a veces faltamos a estos compromisos, porque relegamos la importancia de lo dicho, porque no fue posible su cumplimiento o, en la mayoría de los casos, porque no hemos invertido suficiente de nosotros en la empresa señalada. Quizá nos pase lo mencionado previamente, cuando algo es factible lo relegamos o cuando algo es utópico lo deseamos oníricamente pero sin creer en lo plausible de su logro. Me surge recomendar el que seamos realistas con los demás y con nosotros mismos, claros y nítidos, concretos (dado el inmenso poder de la especificidad), no someternos a los deseos de los demás, ser honestos y no actuar de forma contradictoria si bien, en muchas ocasiones, parece que la mejor forma de alcanzar las cosas es ir en la dirección opuesta. En nuestro libro de cabecera para esta disertación, el protagonista debe obviar la realidad para sumergirse en la fantasía y encontrar allí el significado de lo concreto. Aplicándolo a nosotros mismos, cuando queremos algo difícil hemos de mantener un sutil equilibrio entre los actos necesarios para su logro y el anhelo de su consecución, es decir, entre lo concreto y lo fantástico.

Y es que no hay que dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy y hay que ser diligentes para huir de la Nada. Nuestros deseos proceden de nuestros sentimientos, y la consecución de los primeros nos lleva a la satisfacción que, si se logra de forma empática, derivará inexorablemente en la felicidad. Los seres humanos tenemos una inmensa fuerza interior que, bien empleada, es una recompensa en sí misma. Otros consejos son enmendar los errores que percibamos, esforzarnos en aquello que otros rehúyen y alejar los lastres de nuestro camino de los deseos. El esfuerzo es nuestro gran aliado y, como se señalaba al principio, es innegociable. Querer es poder y sólo si quieres se puede. En ese camino hacia la felicidad no olvides nunca que existen pocos regalos pero sí muchos esfuerzos por lograrlos.

Con todo, quizá el mejor guiño final sea decir que el esfuerzo que lleva a la felicidad es un pragmatismo al nivel de lo señalado por Gandhi, quien consideraba que nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Con este planteamiento parece que la única guía es la esforzada razón, suponiendo la fantasía un mero acompañante. Sin embargo, siendo algo autocrítico, también diré que bienvenidas sean las recompensas que vienen sin esfuerzo, ya que también producen felicidad, aunque estoy seguro que mucha menos felicidad que aquellas para las que hemos luchado e invertido mucho de nosotros… Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Lectura recomendada
Ende, M. (1979). La historia interminable. Madrid: Alfaguara.


miércoles, 11 de enero de 2017

Dime un color y te diré como eres





Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe

Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado
Admitiendo que tras tamaño titular se adquiere el compromiso de no defraudar a quien lea estas líneas, lo primero que rezuma mi mente es evocar mi color preferido, y no es otro que el azul. Pero hay muchos azules y por mucho que Isaac Newton (henchido en lo supersticioso) insistiera en que el arcoíris tiene siete colores (de los que dos equivaldrían a tonos azules), lo cierto es que hay infinidad de matices y/o variantes para lo que percibimos como un color. Rojo, naranja, amarillo verde, añil, azul y violeta; musicalmente hablando el do, re, mi, fa, sol, la si; tirando de alquimia, el oro, plata, cobre, mercurio, plomo, estaño y hierro; y orientándonos a la psicología de la personalidad y, ahora sí, por orden, con vinculación cromática y dejándome llevar por mi parte emocional más positiva, pienso en el amor/pasión (rojo), orgullo (naranja), alegría (amarillo), confianza (verde), paz (añil), admiración (azul) o sorpresa (morado). En un polo opuesto podrían situarse la ira, vergüenza, tristeza, miedo, hostilidad, repugnancia y aburrimiento. Muy posiblemente nuestras preferencias en colores revelen nuestros estados emocionales e incluso orienten hacia nuestras actitudes y/o predisposiciones. Elongando esta afirmación, nuestras preferencias cromáticas podrían orientar hacia nuestros rasgos de la personalidad aunque, para que nadie se escandalice, sea más correcto señalar que los colores pueden inducir ciertos estados y, por tanto, nuestros estados pueden determinar la elección de ciertos colores.

Volviendo a mi preferencia por el azul, es un color que transmite equilibrio y paz. El planteamiento es que alguien que prefiere esta tonalidad busca la tranquilidad y, en cierto modo, no toma en consideración lo que los demás piensan u opinan de ellos. Son personas a las que les cuestan los cambios, íntegros y, en cierto modo, obstinados. No obstante, hay 111 tonos de azul y, además, los estudios dicen que es el color más comúnmente seleccionado como preferido, por lo que tampoco hay que ser muy rígidos. Admito mi preferencia por el azul eléctrico lo que seguro da una mayor especificidad a la hora de describir los rasgos de personalidad mencionados en comparación con otras tonalidades como el azul acero, azul montaña, azul xenón, índigo, turquesa o el azul nomeolvides. Y es que creo imposible equiparar lo eléctrico con el azul turquesa…

Psicología de los colores
E. Heller es una psicóloga y socióloga que ha investigado acerca de las asociaciones y/o vinculaciones que establecemos para los colores. Relativo a la personalidad, la preferencia por el rojo caracteriza a aquellas personas que son optimistas, competitivas aunque, eso sí, con cierta impulsividad. Presumiblemente predominará la extraversión pero su carácter aperturista hacia los demás estará mediatizado por su escasa reflexividad. El gris orienta hacia el equilibrio, tranquilidad, conservadurismo, frialdad y, por qué no decirlo, escasa apertura a la experiencia. Cómo no hablar del verde, color de la esperanza pero, sobre todo color que orienta hacia personas calmadas, cercanas y en las que puede haber cierta dependencia y/o necesidad de sentirse queridas y seguras junto a alguien. Consideran necesario un reconocimiento de sus esfuerzos y acciones. El amarillo expresa creatividad, es decir, mucha capacidad de imaginación pero no exenta de un pragmatismo que, análogamente, indica buen autocontrol emocional. El naranja nos lleva al dinamismo, interés por los deportes y, en general, los retos diarios; con interés por la gente y con predominio de la reflexividad. El morado define la espiritualidad acompañada de reflexividad, altruismo, caridad y una altísima sensibilidad. Antagónicamente el marrón define a personas sobrias y muy pendientes de lo tangible o mesurable (lo físico); no quieren grandes aventuras en su vida y prefieren la comodidad del día a día con sus personas queridas. Por último, el blanco implica unidad y lo absoluto por lo que puede haber cierto extremismo, aunque también orienta hacia rendición y esa tendencia a la dicotomía (por lo absoluto) puede ser mediatizada por  cierta sumisión y dependencia. Probablemente son personas que rehúyen el conflicto pudiendo ceder en sus pretensiones.

Lo cierto es que a todos nos gustan varios colores y son los estados los que nos hacen oscilar de unos a otros, aunque nuestra preferencia (rasgo) siempre estará. A modo de reflexión final, decía Paulo Coelho que “no todo en la vida es de un color u otro. Miren sino el arcoíris” y lo cierto es que encasillarnos por una preferencia cromática modulable por nuestros estados emocionales simplifica en exceso la realidad. Quedémonos con la sabiduría popular y es que en materia de color, el que a cada uno le gusta es el mejor.


¿Qué piensas del estudio del color en el ámbito de la psicología de la personalidad?
¿Qué aspectos te atraen más del campo de la personalidad?

Bibliografía
Heller, E. (2016). Psicología del color. Gustavo Gili: Barcelona

Link para ampliar información

lunes, 9 de enero de 2017

7 Hábitos para evitar el agotamiento (burnout) en la fase final del PIR y mantenerte concentrado.



A estas alturas de la preparación es normal que, tras varios meses estudiando,  comiencen a aparecer signos de cansancio físico y de fatiga mental. Reaccionar adecuadamente a estas señales es esencial porque puede significar acabar agotándonos con el conocido síndrome de burnout o tomar una serie de pasos para evitarlo y mantenernos concentrados. A grandes rasgos, el burnout se manifiesta con síntomas como cefaleas, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, fatiga y disminución del rendimiento. Estos aparecen tras periodos prolongados de estrés en relación con trabajo y, en el caso de los que se preparan el PIR, los momentos de tensión sostenida vividos a lo largo de la preparación pueden llevar a su aparición. 

Sin embargo, el problema fundamental del burnout es que la persona raramente es consciente de que debe parar o descansar, a pesar de las múltiples señales que su cuerpo le manda a modo de avisos. Por ello, especialmente en esta época hay que estar atentos a estas señales para evitar que este tipo de cuadros aparezcan y puedan acabar desviando una buena preparación.   

A continuación vamos a tratar de una serie de consejos con los que evitar sobrecargarse y mejorar la concentración:

Lista de tareas para ese día. Antes de comenzar la jornada de estudio es muy positivo hacer una lista de cuáles son las actividades que planeamos realizar ese día. Esta lista debe ser corta, evitando imponernos metas que de entrada sepamos que no alcanzaremos, de lo contrario el efecto será el opuesto. La idea de hacer una lista es doble: por una parte tener una estructura de qué será lo que ese día tendremos que hacer, punto por punto, y por otra, poder planificar nuestro tiempo en función de esto.

Cero Distracciones. Algo que puede disminuir drásticamente nuestro rendimiento son las pequeñas distracciones del lugar de estudio, aquellas que hagan que tengamos que ir y volver constantemente a aquello que se está estudiando. Desde el teléfono móvil a estudiar en zonas donde haya exceso de ruido, temperaturas muy altas o muy bajas o personas que nos puedan interrumpir son ejemplos de estas situaciones. Por tanto, asegúrate de haber buscado un ambiente tranquilo y donde estés cómodo.

Aprendizaje activo. Una de las formas de estudiar que más nos mantiene concentrados y que favorecerá el aprendizaje es tener una interacción activa con el material estudiado. En otras palabras,  en lugar de estudiar copiando o leyendo, tener un papel protagonista en todas las actividades del estudio. Para esto es importante relacionar los conceptos estudiados con otros vistos tiempo atrás, subrayar, crear mapas o esquemas mentales, escribir notas que nos ayuden a entender conceptos complejos, realizar simulacros o repasar utilizando flashcards.


Estudiar por ciclos. Se sabe que, aunque varía algo en función de la persona, podemos estar concentrados durante unos 50 a 60 minutos siendo productivos.  Por tanto, es importante hacer pequeños descansos de no más de 5 minutos, en los que podemos aprovechar para comer algo y para estirar los músculos del cuello, brazos y espalda, que son los que más tensión soportan durante el estudio.  Además, también es bueno repartir estos ciclos de 50-60 minutos a lo largo del día siempre que sea posible, evitando, por ejemplo, realizar sesiones de 4 o más ciclos seguidos.

Tomar distancia. Durante la preparación es bueno no sólo avanzar de forma lineal cuando uno aprende, sino pararse a mirar atrás a todo lo que ya ha estudiado y repasado, para poderlo integrar, darle una lógica. Además de permitir tener una idea global de las distintas materias y del estudio que uno ha realizado, podrá detectar en qué áreas debe volver o qué dirección tomar en la preparación.

Come de forma saludable. Ya se sabe que cuanto menos tiempo queda, uno intenta quitarlo de actividades rutinarias como cocinar. Aunque realmente no es el momento para practicar nuevas recetas, es necesario comer de forma saludable para a garantizar que podamos continuar rindiendo de manera adecuada. Recordad el artículo en el que destacábamos la importancia de tomar carbohidratos complejos, verduras y fruta, pues estos nos proporcionarán los nutrientes que necesitamos para continuar en esta etapa.

Premiarte. Por último, pero no por ello menos importante, cada día que hayamos terminado nuestra rutina de estudio debemos concedernos pequeños premios de aquellas cosas que nos gustan. Aunque somos psicólogos, a veces olvidamos la importancia de los reforzadores en nuestra vida diaria, y quien mejor que uno mismo para saber qué cosas le gustan. Puede ser dar un paseo con la pareja, ver un capítulo de tu serie favorita o quedar un rato con los amigos, pero estos pequeños premios nos harán empezar el próximo día con más energía.






jueves, 5 de enero de 2017

A los Reyes Magos les pido…




Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe


A quien madruga Dios le ayuda y cada uno recoge lo que siembra



Llega el día de los Reyes Magos, momento mágico donde los haya para los niños pero, para qué vamos a engañarnos, también para los adultos al permitirnos revivir nuestra infancia año tras año. Más allá de lo material, la llegada de tan divinos seres nos envuelve en un mar de ilusiones, proyectos y anhelos. El inicio de un nuevo año en nuestras vidas y el acicate de esta jornada celestial pueden suponer la génesis de una aguda e inusitada fuerza interior (ya veremos si continua) que guíe nuestros primeros pasos en estos días hacia aquello que nos resulta estimulante y/o supone una motivación en nuestra cotidianeidad.

Como por pedir que no quede y dicen que las claves de la felicidad son tres (salud, dinero y amor); no está de más rogar el cumplimiento de estos deseos (concretados a gusto del personal) a Melchor, Gaspar y Baltasar. A mí me surge pedir dinero a Melchor, que para eso es quien ofreció oro a Jesús; salud a Gaspar, ya que cuenta la tradición que tuvo una vida de 109 años y, por último; a Baltasar le pido amor confesando que es el Rey Mago que me ha generado siempre más apego. 

Sin embargo, ya se sabe que contra el vicio de pedir, hay la virtud de no dar y es que cuando pedimos mucho lo idóneo es que se nos oriente hacia el esfuerzo para conseguir aquello que necesitamos. Es innegable que resulta tentador dejarse llevar por lo azaroso. Supongo que nadie me negará que está bien conseguir las cosas  con nuestro trabajo, pero que también hemos pensado que la suerte debería cruzarse en nuestro camino y así sería un poquito más fácil. La suerte nos lleva a la fortuna, a lo inesperado, a aquello que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. Para qué engañarse, lo casual, la mera coincidencia, el accidente y lo fortuito, es decir, la serendipia. Imbuidos por la creencia en el poder de la suerte, podemos obviar nuestro papel como principales motores y agentes responsables de aquello que nos suceda (no eludiendo el notable papel que juega el contexto en el que estamos inmersos).

Inmersos en este discurso, me permito una segunda confesión relacionada con lo fortuito. Siempre me maravilló el mundo de las casualidades y, por ello, era imposible que no terminase por leer a Eduardo Zancolli en El misterio de las coincidencias. Su obra plantea el principio de la sincronicidad, definido como la fuerza de la naturaleza que responde a la atracción del alma, cuando ha aumentado su energía, para ayudarnos a conectar el mundo de la materia y el espiritual.

Dicho de otra forma, habría mucha relación entre lo que sucede en nuestro interior y lo que recibimos del exterior, sin que podamos acudir al principio de causa-efecto pero con un claro sentido para nosotros. Partiendo de esto y para no ser farragosos, el planteamiento de base es que las personas somos  la principal causa (consciente o inconscientemente) de aquello que nos sucede, debemos alejarnos de ver sólo el final de las cosas y estar alerta (mejor que sea intuitiva) a las pequeñas señales que nos pueden orientar hacia un nuevo camino que nosotros mismos reorganizaremos. Si logramos esto, es posible que lo que antes parecía una casualidad, bien sea como algo positivo o como fatalidad, sea renombrado como una coincidencia con un nuevo significado que está contextualizado, ofreciéndonos la posibilidad de reestructurar nuestros actos o valores y, en síntesis, de evolucionar. Con todo, el planteamiento es que todas las personas tenemos una ingente fuerza interna que deberíamos expresar no apelando a la buena o mala suerte.
 
Y sí, no sé si se ha logrado explicar claramente que, al final, lo real es que habitualmente a quien madruga Dios le ayuda o que, como planteaba Buda, cada uno recoge lo que siembra. Por tanto, reformularé mi carta a los Reyes Magos y no les pediré salud, dinero y amor. Prefiero pedirles estar atento a lo que son hábitos saludables, esforzarme en los trabajos y/o motivaciones académicas o laborales percibiendo las claves que permitan mi desarrollo profesional, así como captar y reinterpretar los gestos de afecto que tengan lugar a mi alrededor. Sé que estoy resultando prosaico y muy pragmático por lo que me veo obligado a contrarrestar mínimamente para equilibrar la balanza, deseándoos y deseándome  algo en lo que lo fortuito tiene poco que decir y que es vitalidad (por salud), provecho (por dinero) junto con lealtad (por amor). No obstante, lo admito, tampoco rechazaré y sé que desearé una posible ayuda celestial.

   Felices Reyes Magos

   Bibliografía
   Zancolli, E. (2003). El misterio de las coincidencias. Ed.: Del nuevo estreno

lunes, 2 de enero de 2017

Cómo sobrevivir a las navidades preparando el PIR



Quizá algunos piensen que el título del artículo tal vez debería ser el contrario: cómo sobrevivir al PIR en época de navidades, aunque guarda una lógica que veremos y discutiremos más adelante. Lo que seguramente muchos se preguntan es cómo van a poder compaginar estos días, en los que habitualmente uno se reúne con la familia y amigos, con las horas de estudio que tiene durante la preparación del PIR.

¿Cuál es el secreto?

Aquí, como no puede ser de otra manera, no hay fórmulas mágicas para tener las vacaciones de navidad que uno siempre ha tenido mientras dedica varias horas diarias de estudio. Lo primero que uno debe saber y que debe preguntarse es, en este punto del año, qué es lo que quiere y cuáles son sus prioridades en este momento. Si escuchamos las entrevistas que se hacen a aquellos que han aprobado el PIR, una frase que se repite mucho es “tener claro que quieres prepararte el PIR y hacer el esfuerzo que requiere para aprobarlo”. Aunque está claro que esta pregunta uno debe formulársela bastante antes que en navidades, en estos momentos ya debe saber la respuesta y si, como en la mayoría de casos, se trata de que estáis dispuestos a luchar para sacar la oposición ya tenéis mucho avanzado.

Un año algo diferente…

Partiendo de esta base, sería razonable pensar que estas navidades probablemente no sean como las fiestas en las que uno no tenía la preparación del PIR por delante.  Aceptar la idea de que este año será diferente, preparará para hacer frente a las renuncias que tendrá que hacer para poder adaptarse a unas navidades poco habituales. No se trata de llevarlo al extremo donde uno no tenga días de descanso, pero tampoco suele ser recomendable el caso opuesto. Se trata de poder renunciar a no estar en todas las reuniones familiares o celebraciones con amigos, aunque sí seleccionar las que sean más importantes para cada cual. Por este motivo decíamos antes que cuando uno tiene claro que este año el PIR es su prioridad, estas renuncias son algo menos dolorosas, aunque, por supuesto, no dejen de fastidiar.

No obstante y aunque haya que adaptarse a unas circunstancias excepcionales, reunirse con familia y amigos es enormemente beneficioso. Compartir con aquellas personas con las que uno tenga confianza sus incertidumbres, miedos y esperanzas sobre la situación por la que está pasando es un beneficio que, sin duda, tendrá un impacto positivo en el objetivo que te has marcado, manteniéndote motivado. Además, tener momentos agradables con estas personas te harán volver con más energía a la rutina diaria tras las vacaciones. Por tanto, la idea aquí será, en función de cada uno, compaginar momentos de ocio junto a momentos de estudio. 
  
Programa tu vuelta a la rutina, poco a poco.

 Dado que todos sabemos que las vacaciones siempre duran algo más de lo que uno inicialmente había decidido, antes de comenzar las vacaciones será conveniente fijar un día en el que poder retomar la rutina de estudios que llevara hasta ese momento. A la hora de hacer esta planificación, es importante contar con que normalmente requiere de algunos días para re-adaptarse a las sesiones de estudio que tenía antes de las vacaciones. Cuanto más tiempo se pase desconectado de la rutina de estudio, más costará retomarla, por lo que es recomendable que, en esta etapa final de la preparación, se programen periodos de descansos no excesivamente largos y no pierda el contacto totalmente.

Finalmente, no hay que olvidar que todas estas renuncias, que, sin duda, no son agradables para nadie, se hacen con el propósito de lo que planteábamos al principio del artículo. Dedicarse a lo que uno quiere, a su objetivo y en este caso es el PIR. Sin duda, todo el esfuerzo valdrá la pena.

¡Mucho ánimo y felices fiestas a todos!