- Estar en el lugar del examen, provistos del documento acreditativo de su identidad con el que hayan participado en las Pruebas Selectivas (D.N.I., Pasaporte o Número de identificación de extranjeros) edificio y puerta de entrada antes de las 15h. El examen dará comienzo a las 16h... A partir de las 15,30 comienza el llamamiento de los aspirantes para ir entrando al aula del examen. A partir de las 16 horas no entrará nadie.
- Para contestar la hoja de respuestas, sólo se podrá utilizar bolígrafo de color azul o negro, no estando permitido el uso de lápices, rotuladores, plumas, etc.
- Es recomendable llevar unas "chuches", chocolatinas o galletas energéticas para recuperar energía.
- No está permitida la utilización de calculadora. No está permitido el uso de teléfonos móviles, ni de cualquier otro dispositivo con capacidad de almacenamiento de información o posibilidad de comunicación mediante voz o datos, dentro del recinto de examen, una vez iniciado el ejercicio y hasta el final del mismo
- Suele haber un espacio habilitado para dejar abrigos, bolsos, mochilas, etc.
- Una vez sentados en el lugar que nos asignen, nos entregaran el cuadernillo de examen y la plantilla de respuestas. IMPORTANTE comprobar que el cuadernillo tiene todas las páginas y por lo tanto las 235 preguntas.
- Firmar la plantilla de respuestas antes de comenzar y en el sitio correspondiente. Si lo dejamos para el final y la entregamos sin firmar, nos descalificaran automáticamente.
- Una vez contestadas las preguntas en el cuadernillo, pasarlas a la plantilla con mucha atención. Hacerlo por bloques o de una en una, vigilar las no contestadas para que no se produzcan “saltos”
- Al final del examen no olvidéis revisar la plantilla de respuestas, hacer algunas comprobaciones para asegurarnos que esta todo correcto
- No tener la plantilla debajo del cuadernillo, al escribir en él, podemos traspasar a la plantilla –es autocalcable-.
- Utilizar bolígrafo de color azul o negro, llevar varios.
- Las preguntas de reservas son MUY importantes. De hecho la primera es la más importante de todo el examen. Vale para sustituir a la primera que anulen, independiente del área que sea.
- Al principio del examen estarás muy nervios@, como Tod@s,no eres una excepción, poco a poco iras encontrándote mejor, hay tiempo.
- El examen trata de identificar respuestas –nadie va dominar la materia- por lo tanto no te sientas mal, es así.
- Muy importante el control del tiempo, dispones de Cinco horas máximo
- Siempre va haber preguntas “raras” imposibles y rebuscadas .No te sorprendas es así SIEMPRE.
- Suelen dejar salir al baño entre la segunda hora y la cuarta, si lo necesitas. No intentéis hacer cosas extrañas que os puedan eliminar de la prueba
- Cuando salgas tendrás la impresión de que este examen ha sido “diferente”, raro, difícil, con un montón de tendencias nuevas, con cosas que no habías visto, etc. tranquilo es normal, pasa todos los años. Cuanto más difícil sea el examen –menos puntuaciones – mejor, así es más discriminativo y se premiara a los mejor preparados
- Puedes introducir tu plantilla (a partir del sábado 28 de Enero 2017) en la aplicación CedeExam y así la podremos corregir y darte una estimación aproximada del orden del puesto que puedes quedar (martes 31 de Enero 2017) .
miércoles, 25 de enero de 2017
CONSEJOS PARA EL DIA DE LA “PRUEBA PIR”
lunes, 23 de enero de 2017
Buscando la luz y huyendo de las sombras
Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe
Piensa que si
vives alegre, rico eres. Aunque pudiera parecer que se promueve un
libertinaje hedonista, en realidad aludo
al optimismo junto con la necesidad de aprovechar el tiempo, siendo el
último algo abordado en la obra recomendada y, como ahí se plantea, lo más efímero de la existencia. Aunque
pueda haber elementos semejantes, nunca volveremos a vivir un momento ya
vivido, jamás sentiremos de la misma manera que hemos sentido, nunca nos
comportaremos conforme a lo que hemos hecho otra vez e imposible es volver a
bañarnos en el mar con el mismo agua, afirmación que se apoya en la paradoja
de Heráclito (inspirador de los estoicos). Permitidme pues situar al optimismo como
adalid impersonal de nuestra forma de posicionarnos o gurú de nuestros valores.
Son tantos y profundos los aspectos mencionados
previamente que conviene matizarlos. La maravillosa cualidad optimista, la
esclavizante ambición existencial por
el tiempo y, por qué no decirlo, una recomendación defensora del optimismo
que no ha de soslayar ni ningunear el realismo ante el fracaso pero mucho
menos la convicción de la jerarquía de aguardar lo mejor y lo más positivo de
todo en nuestra consecución de los fines verdaderos, aquellos que nos hacen
realmente felices. Por cierto, también quiero recordar otros constructos y/o
valores ya abordados en otras reflexiones como son la suerte (buscada) y el
innegociable esfuerzo, necesarios acompañantes del optimismo.
Un optimisma vislumbra un vaso medio lleno (si interesa) por su predisposición a
entender y analizar la realidad desde su aspecto más positivo. Supongo que
piensa lo innecesario de ver vacío cuando aún queda algo en que apoyarse o a
lo que agarrarse.
En Momo se presenta a una niña con una cualidad
envidiable para el ser humano, la de saber escuchar. Participa en lo que atañe a los
demás y, sobre todo, con un reluciente optimismo que facilita el
aprovechamiento del tiempo, ese tiempo del que es imposible escapar, un bien
preciado de compleja gestión. El enemigo de nuestra protagonista es el
pesimismo representado por los hombres grises que quieren apoderarse del
tiempo de la humanidad. Sin embargo, hay que tener cuidado con el optimismo
ilusorio, hemos de cimentar nuestra ilusión a partir de una urdimbre
representada por el esfuerzo y engalanada por la trama de la suerte buscada.
Si no es así, viviremos en una fantasía que nos hará intolerantes a la
frustración y carentes de un mínimo de estoicismo, con la consiguiente
inadaptación.
El optimismo como valor guiará nuestro crecimiento
personal, facilitará un mejor ánimo y, cómo no, optimizará nuestras
posibilidades de éxito en cualquier empresa, por ardua y compleja que
parezca. Pero, cuál es el secreto para alcanzar un optimismo no ingénuo y con
un toque estoico. Pienso que no es tan difícil llegar si nos mostramos genuinos y auténticos, sencillos pero no simples y
orientados a recibir posibles ayudas, cuidándonos de la impulsiva
imprudencia, enfatizando en la solución a las dificultades y alejando la
queja investida de penurias y oscuridad pero, sobre todo, buscando siempre la
solución a los problemas que, no debemos olvidar, implica ver a medio llenar el vaso; ya que si
la percepción es de vacío (aunque sea a medias) creeremos que no hay solución
a los inconvenientes. ¡Ah! No hay que olvidar a Momo, quien ayudaba a los
demás simplemente por el mero hecho de reconocerlos (a ellos y sus posibilidades)
reconociendo el momento idóneo en que alentar a los otros, siquiera con su
escucha. Esta niña sabía y nos
enseñaba a aprovechar el tiempo.
Quizá el pragmatismo estoico supone distinguir entre lo que depende de
nosotros y lo que no supone una severa amenaza para nuestro optimismo.
Peor aún, puede implicar el pensar que existe
una inevitable finalidad en lo que sucede que impide cualquier otro rumbo.
Negúemonos a esto. Como buen optimista os diré que frente al mundo de las
sombras siempre está la luminosidad del Sol, estrella que difícilmente
veremos apagarse. Decía Isabel Allende, memoria
selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el
presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro. Cómo me voy a atrever
a llevar la contraria ante tan sabia reflexión. En ausencia de esperanza
perdemos la confianza e imposible es ser valiente eludiendo una visión
optimista de la realidad. Y es que ante la etimología del pesimismo (del
latín pessimum -lo peor-) sólo me
surge decir virgencita, virgencita, que
me quede como estoy ya que el optimismo y la risa son fuentes de vida o,
para no ser exagerado, elongan nuestro tiempo. Total, una actitud positiva y
la consecuente felicidad asociada suponen un buen marcador de salud. Comencé
con lo de vivir alegre como símbolo de riqueza personal. Así pues, por probar nada se pierde y quien no
arriesga no gana; el que la sigue,
la consigue y, aún más, el que
busca, encuentra. Ahora bien, no está de más recordar que no hay mal que por bien no venga.
Aprópiate de estas palabras y un incontenible optimismo motivador hará que
los fallos sean aprendizajes para llegar al éxito.
Lectura
recomendada
Ende, M. (1973, ed. 2007). Momo. Madrid: Alfaguara.
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jueves, 19 de enero de 2017
¿Realmente son adictivas las drogas? .
Algunas
claves para entender las adicciones y su tratamiento.
Todos hemos escuchado eso de que hay ciertas drogas que generan
más adicción que otras y, sobre todo, que tienen el poder de convertir a aquel
que las prueba en adicto. Pero, ¿cómo de cierto es esto? ¿puede una droga
generar adicción en cualquiera que la consuma?
Esta es una creencia muy arraigada entre la población general,
pero lo cierto es que los datos nos demuestran que apenas un 20% de aquellos que consumen una sustancia,
incluso las más controvertidas, se convierten en adictos a esta. Pero ahí no acaba
la cuestión, ya que estamos acostumbrados a hablar de adicción a sustancias
como la cocaína o el alcohol, pero también conocemos que recientemente se han
incluido en manuales diagnósticos de referencia adicciones conductuales, como
la ludopatía o juego patológico y la adicción al uso del móvil o del internet.
Sin embargo, aquí no resultaría tan sorprendente explicar que porcentajes
similares de los usuarios de estos servicios acaban sintiendo tanta una
dependencia.
¿Qué está en juego entonces? Si sólo algunas de las personas que
se ponen en contacto con sustancias o situaciones potencialmente adictivas
acaban quedando presos de su adicción, ¿qué determina que unos acaben
“enganchados” y otros no? La realidad es que esta pregunta es objeto de
múltiples investigaciones en los últimos años y podemos dividir en dos grandes
bloques los esfuerzos por responderla: los que intentaban descubrir las bases
biológicas de la adicción y los que buscaban explicar los mecanismos
psicológicos de este fenómeno. Si partimos de la premisa de que la sustancia no
tiene poder por sí sola de generar adicción, debemos analizar qué factores de
la persona son los que llevan a que se acabe convirtiendo en un adicto.
Si nos centramos en los factores psicológicos, que de ningún modo
podemos desligar completamente de los físicos, podemos afirmar sin género de
dudas que existen personas con características de personalidad que tienen un
mayor riesgo de convertirse en adictas. Cuando uno trabaja en unidades donde se
abordan problemáticas relacionadas con las adicciones, sean del tipo que sean,
se percata de que el perfil de una persona con mayor tendencia a presentar esta
problemática es alguien que tiene una especial dificultad en el manejo y
regulación de las emociones, presentando una tendencia a evitarlas y a buscar
una satisfacción inmediata. Tienen también una gran dificultad para gestionar
la demora de la gratificación y de convivir con las emociones y sensaciones
desagradables en este transcurso. Por ello es frecuente ver cómo recurren a
ciertas sustancias o conductas que se convierten en adictivas como una forma de
huir de situaciones que les resultan dolorosas y que no se ven capaces de
afrontar. Por tanto, existiría una combinación de un patrón de impulsividad, en
relación con la búsqueda de satisfacción inmediata, y de evitación
experiencial, en lo relativo a no ponerse en contacto con determinadas
emociones.
Por todo ello, es especialmente recomendable en estos pacientes
enfoques terapéuticos como el mindfulness, donde se trabaja la regulación
emocional desde la aceptación de toda la gama de emociones que la persona pueda
experimentar. Esto sin olvidar que una vez se dota a la personas de esta
herramienta se puedan abordar aquellos temas íntimos y complejos de los que la
persona huía constantemente. Se trataría de que, finalmente, el paciente pueda
cambiar la relación que establece consigo mismo y que consiga unas vivencias
más enriquecedoras.
Muchos habrán reparado en que lo expuesto aquí en relación a este
trastorno sería aplicable a otros como el trastorno obsesivo compulsivo o a los
trastornos de la alimentación, entre otros, dado que comparten una base común.
Sin embargo, lo interesante, y lo que más va a beneficiar a los pacientes, no
es tanto entender el funcionamiento según una determinada etiqueta, sino que
estos tengan un lugar donde poder sentir y comprender cómo la forma en que
estaban actuando les trae una serie de consecuencias y ofrecerles la
posibilidad de experimentar nuevas formas de afrontar las dificultades que
pueden surgir en la vida de cada uno.
lunes, 16 de enero de 2017
Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión
Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe
Dicen que por
la Calle de Mañana se llega a la Plaza de Nunca. Partamos del supuesto
del esfuerzo como algo controlable e innegociable. Pensar en que algo viene
porque sí es negarse a seguir nuestro camino
de los deseos. Descubrí este camino con una cita preciosa de la obra
recomendada y que da título a esta reflexión. El camino de los deseos es un
camino largo y que exige toda nuestra voluntad, la verdadera voluntad,
probablemente aquel secreto más profundo que no conocemos. La única forma de
llegar a ella es siguiendo ese camino y única, a la par que paradójicamente,
con la exigencia de ser auténticos y mostrar una inusitada atención, ya que
sin estas cualidades nos perderíamos. Al fin y al cabo, podemos estar
convencidos de querer algo durante mucho tiempo porque valoramos que es
prácticamente imposible, pero cuando se convierte en algo tangible, pierde su
deseo y deja de convertirse en un anhelo.
En la Historia
Interminable se nos presentan dos mundos, una tortuosa y tormentosa
realidad para el protagonista que en el fondo pretende reflejar lo espurio de
nuestro modelo de sociedad con olvido para los sueños y amnesia para la
esperanza junto con la magia del mundo de Fantasía. En este contexto, la Nada se adueña progresivamente de
Fantasía y, en definitiva, las personas perdemos nuestras ilusiones y somos
más dóciles y sumisas, estando a merced de los poderosos y denostando nuestra
autenticidad. Aunque pueda parecer llamativa esta afirmación, lo cierto es
que siempre he pensado que podemos conseguir casi todo considerando nuestras
aptitudes, invirtiendo actitud y perseverando en el camino de los deseos. La
clave es el esfuerzo dirigido a la finalidad perseguida. Persiguiendo el
final perfecto aristotélico, realizaremos múltiples fines (leer, pintar,
escuchar música, etc.) dirigidos a nuestra felicidad, la cual alejará nuestra
existencia de la vacuidad y nos acercará al final perfecto.
Desde que somos pequeños nos estamos haciendo propósitos
y, de cara a los demás, hacemos promesas. “Lograré esto, conseguiré aquello, te aseguro lo otro, te prometo eso…” son expresiones que revelan
nuestro compromiso con los demás y/o con nosotros mismos. Pero a veces
faltamos a estos compromisos, porque relegamos la importancia de lo dicho,
porque no fue posible su cumplimiento o, en la mayoría de los casos, porque
no hemos invertido suficiente de nosotros en la empresa señalada. Quizá nos
pase lo mencionado previamente, cuando algo es factible lo relegamos o cuando
algo es utópico lo deseamos oníricamente pero sin creer en lo plausible de su
logro. Me surge recomendar el que seamos realistas con los demás y con
nosotros mismos, claros y nítidos, concretos (dado el inmenso poder de la
especificidad), no someternos a los deseos de los demás, ser honestos y no
actuar de forma contradictoria si bien, en muchas ocasiones, parece que la
mejor forma de alcanzar las cosas es ir en la dirección opuesta. En nuestro libro
de cabecera para esta disertación, el protagonista debe obviar la realidad
para sumergirse en la fantasía y encontrar allí el significado de lo
concreto. Aplicándolo a nosotros mismos, cuando queremos algo difícil hemos
de mantener un sutil equilibrio entre los actos necesarios para su logro y el
anhelo de su consecución, es decir, entre lo
concreto y lo fantástico.
Y es que no
hay que dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy y hay que ser
diligentes para huir de la Nada.
Nuestros deseos proceden de nuestros sentimientos, y la consecución de los
primeros nos lleva a la satisfacción que, si se logra de forma empática, derivará
inexorablemente en la felicidad. Los seres humanos tenemos una inmensa fuerza
interior que, bien empleada, es una recompensa en sí misma. Otros consejos
son enmendar los errores que percibamos, esforzarnos en aquello que otros
rehúyen y alejar los lastres de nuestro camino de los deseos. El esfuerzo es
nuestro gran aliado y, como se señalaba al principio, es innegociable. Querer
es poder y sólo si quieres se puede. En ese camino hacia la felicidad no
olvides nunca que existen pocos regalos pero sí muchos esfuerzos por
lograrlos.
Con todo, quizá el mejor guiño final sea decir que
el esfuerzo que lleva a la felicidad es un pragmatismo al nivel de lo señalado
por Gandhi, quien consideraba que nuestra
recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Con este
planteamiento parece que la única guía es la esforzada razón, suponiendo la
fantasía un mero acompañante. Sin embargo, siendo algo autocrítico, también
diré que bienvenidas sean las recompensas que vienen sin esfuerzo, ya que
también producen felicidad, aunque estoy seguro que mucha menos felicidad que
aquellas para las que hemos luchado e invertido mucho de nosotros… Pero esa es otra historia y debe ser contada
en otra ocasión.
Lectura
recomendada
Ende, M. (1979). La historia interminable. Madrid: Alfaguara.
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miércoles, 11 de enero de 2017
Dime un color y te diré como eres
Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe
Y colorín colorado este cuento aún
no se ha acabado
Admitiendo que tras tamaño titular se adquiere el
compromiso de no defraudar a quien lea estas líneas, lo primero que rezuma mi
mente es evocar mi color preferido, y no es otro que el azul. Pero hay muchos
azules y por mucho que Isaac Newton (henchido en lo supersticioso) insistiera
en que el arcoíris tiene siete colores (de los que dos equivaldrían a tonos
azules), lo cierto es que hay infinidad de matices y/o variantes para lo que
percibimos como un color. Rojo, naranja, amarillo verde, añil, azul y
violeta; musicalmente hablando el do, re, mi, fa, sol, la si; tirando de
alquimia, el oro, plata, cobre, mercurio, plomo, estaño y hierro; y
orientándonos a la psicología de la personalidad y, ahora sí, por orden, con vinculación
cromática y dejándome llevar por mi parte emocional más positiva, pienso en
el amor/pasión (rojo), orgullo (naranja), alegría (amarillo), confianza
(verde), paz (añil), admiración (azul) o sorpresa (morado). En un polo opuesto
podrían situarse la ira, vergüenza, tristeza, miedo, hostilidad, repugnancia
y aburrimiento. Muy posiblemente nuestras preferencias en colores revelen
nuestros estados emocionales e incluso orienten hacia nuestras actitudes y/o
predisposiciones. Elongando esta afirmación, nuestras preferencias cromáticas
podrían orientar hacia nuestros rasgos de la personalidad aunque, para que
nadie se escandalice, sea más correcto señalar que los colores pueden inducir
ciertos estados y, por tanto, nuestros estados pueden determinar la elección
de ciertos colores.
Volviendo a mi preferencia por el azul, es un color
que transmite equilibrio y paz. El planteamiento es que alguien que prefiere
esta tonalidad busca la tranquilidad y, en cierto modo, no toma en
consideración lo que los demás piensan u opinan de ellos. Son personas a las
que les cuestan los cambios, íntegros y, en cierto modo, obstinados. No
obstante, hay 111 tonos de azul y, además, los estudios dicen que es el color
más comúnmente seleccionado como preferido, por lo que tampoco hay que ser
muy rígidos. Admito mi preferencia por el azul eléctrico lo que seguro da una
mayor especificidad a la hora de describir los rasgos de personalidad
mencionados en comparación con otras tonalidades como el azul acero, azul
montaña, azul xenón, índigo, turquesa o el azul nomeolvides. Y es que creo
imposible equiparar lo eléctrico con el azul turquesa…
Psicología de los colores
E. Heller es una psicóloga y socióloga que ha
investigado acerca de las asociaciones y/o vinculaciones que establecemos
para los colores. Relativo a la personalidad, la preferencia por el rojo
caracteriza a aquellas personas que son optimistas, competitivas aunque, eso
sí, con cierta impulsividad. Presumiblemente predominará la extraversión pero
su carácter aperturista hacia los demás estará mediatizado por su escasa
reflexividad. El gris orienta hacia el equilibrio, tranquilidad,
conservadurismo, frialdad y, por qué no decirlo, escasa apertura a la
experiencia. Cómo no hablar del verde, color de la esperanza pero, sobre todo
color que orienta hacia personas calmadas, cercanas y en las que puede haber
cierta dependencia y/o necesidad de sentirse queridas y seguras junto a
alguien. Consideran necesario un reconocimiento de sus esfuerzos y acciones.
El amarillo expresa creatividad, es decir, mucha capacidad de imaginación
pero no exenta de un pragmatismo que, análogamente, indica buen autocontrol
emocional. El naranja nos lleva al dinamismo, interés por los deportes y, en
general, los retos diarios; con interés por la gente y con predominio de la
reflexividad. El morado define la espiritualidad acompañada de reflexividad,
altruismo, caridad y una altísima sensibilidad. Antagónicamente el marrón
define a personas sobrias y muy pendientes de lo tangible o mesurable (lo
físico); no quieren grandes aventuras en su vida y prefieren la comodidad del
día a día con sus personas queridas. Por último, el blanco implica unidad y
lo absoluto por lo que puede haber cierto extremismo, aunque también orienta
hacia rendición y esa tendencia a la dicotomía (por lo absoluto) puede ser
mediatizada por cierta sumisión y
dependencia. Probablemente son personas que rehúyen el conflicto pudiendo
ceder en sus pretensiones.
Lo cierto es que a todos nos gustan varios colores y
son los estados los que nos hacen oscilar de unos a otros, aunque nuestra
preferencia (rasgo) siempre estará.
A modo de reflexión final, decía Paulo Coelho que “no todo en la vida es de un color u otro. Miren sino el arcoíris” y
lo cierto es que encasillarnos por una preferencia cromática modulable por
nuestros estados emocionales simplifica en exceso la realidad. Quedémonos con
la sabiduría popular y es que en
materia de color, el que a cada uno le gusta es el mejor.
¿Qué piensas del estudio del color
en el ámbito de la psicología de la personalidad?
¿Qué aspectos te atraen más del
campo de la personalidad?
Bibliografía
Heller,
E. (2016). Psicología del color. Gustavo Gili: Barcelona
Link
para ampliar información
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lunes, 9 de enero de 2017
7 Hábitos para evitar el agotamiento (burnout) en la fase final del PIR y mantenerte concentrado.
A estas alturas de la preparación es normal que, tras varios meses
estudiando, comiencen a aparecer signos
de cansancio físico y de fatiga mental. Reaccionar adecuadamente a estas
señales es esencial porque puede significar acabar agotándonos con el conocido
síndrome de burnout o tomar una serie de pasos para evitarlo y mantenernos
concentrados. A grandes rasgos, el burnout se manifiesta con síntomas como
cefaleas, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, fatiga y
disminución del rendimiento. Estos aparecen tras periodos prolongados de estrés
en relación con trabajo y, en el caso de los que se preparan el PIR, los
momentos de tensión sostenida vividos a lo largo de la preparación pueden
llevar a su aparición.
Sin embargo, el problema fundamental del burnout es que la persona
raramente es consciente de que debe parar o descansar, a pesar de las múltiples
señales que su cuerpo le manda a modo de avisos. Por ello, especialmente en
esta época hay que estar atentos a estas señales para evitar que este tipo de
cuadros aparezcan y puedan acabar desviando una buena preparación.
A continuación vamos a tratar de una serie de consejos con los que
evitar sobrecargarse y mejorar la concentración:
Lista de tareas para ese
día. Antes de comenzar la jornada de estudio es
muy positivo hacer una lista de cuáles son las actividades que planeamos
realizar ese día. Esta lista debe ser corta, evitando imponernos metas que de
entrada sepamos que no alcanzaremos, de lo contrario el efecto será el opuesto.
La idea de hacer una lista es doble: por una parte tener una estructura de qué
será lo que ese día tendremos que hacer, punto por punto, y por otra, poder
planificar nuestro tiempo en función de esto.
Cero Distracciones. Algo que puede disminuir drásticamente nuestro rendimiento son
las pequeñas distracciones del lugar de estudio, aquellas que hagan que
tengamos que ir y volver constantemente a aquello que se está estudiando. Desde
el teléfono móvil a estudiar en zonas donde haya exceso de ruido, temperaturas
muy altas o muy bajas o personas que nos puedan interrumpir son ejemplos de
estas situaciones. Por tanto, asegúrate de haber buscado un ambiente tranquilo
y donde estés cómodo.
Aprendizaje activo. Una de las formas de estudiar que más nos mantiene concentrados y
que favorecerá el aprendizaje es tener una interacción activa con el material
estudiado. En otras palabras, en lugar
de estudiar copiando o leyendo, tener un papel protagonista en todas las
actividades del estudio. Para esto es importante relacionar los conceptos
estudiados con otros vistos tiempo atrás, subrayar, crear mapas o esquemas
mentales, escribir notas que nos ayuden a entender conceptos complejos,
realizar simulacros o repasar utilizando flashcards.
Estudiar por ciclos. Se sabe que, aunque varía algo en función de la persona, podemos
estar concentrados durante unos 50 a 60 minutos siendo productivos. Por tanto, es importante hacer pequeños
descansos de no más de 5 minutos, en los que podemos aprovechar para comer algo
y para estirar los músculos del cuello, brazos y espalda, que son los que más
tensión soportan durante el estudio. Además,
también es bueno repartir estos ciclos de 50-60 minutos a lo largo del día
siempre que sea posible, evitando, por ejemplo, realizar sesiones de 4 o más
ciclos seguidos.
Tomar distancia. Durante la preparación es bueno no sólo avanzar de forma lineal
cuando uno aprende, sino pararse a mirar atrás a todo lo que ya ha estudiado y
repasado, para poderlo integrar, darle una lógica. Además de permitir tener una
idea global de las distintas materias y del estudio que uno ha realizado, podrá
detectar en qué áreas debe volver o qué dirección tomar en la preparación.
Come de forma saludable.
Ya se sabe que cuanto menos tiempo queda, uno
intenta quitarlo de actividades rutinarias como cocinar. Aunque realmente no es
el momento para practicar nuevas recetas, es necesario comer de forma saludable
para a garantizar que podamos continuar rindiendo de manera adecuada. Recordad
el artículo en el que destacábamos la importancia de tomar carbohidratos
complejos, verduras y fruta, pues estos nos proporcionarán los nutrientes que
necesitamos para continuar en esta etapa.
Premiarte. Por último, pero no por ello menos importante, cada día que
hayamos terminado nuestra rutina de estudio debemos concedernos pequeños
premios de aquellas cosas que nos gustan. Aunque somos psicólogos, a veces
olvidamos la importancia de los reforzadores en nuestra vida diaria, y quien
mejor que uno mismo para saber qué cosas le gustan. Puede ser dar un paseo con
la pareja, ver un capítulo de tu serie favorita o quedar un rato con los
amigos, pero estos pequeños premios nos harán empezar el próximo día con más
energía.
jueves, 5 de enero de 2017
A los Reyes Magos les pido…
Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe
Llega el día de los Reyes Magos, momento mágico
donde los haya para los niños pero, para qué vamos a engañarnos, también para
los adultos al permitirnos revivir nuestra infancia año tras año. Más allá de
lo material, la llegada de tan divinos seres nos envuelve en un mar de
ilusiones, proyectos y anhelos. El inicio de un nuevo año en nuestras vidas y
el acicate de esta jornada celestial pueden suponer la génesis de una aguda e
inusitada fuerza interior (ya veremos si continua) que guíe nuestros primeros
pasos en estos días hacia aquello que nos resulta estimulante y/o supone una
motivación en nuestra cotidianeidad.
Como por pedir
que no quede y dicen que las claves de la felicidad son tres (salud,
dinero y amor); no está de más rogar el cumplimiento de estos deseos (concretados
a gusto del personal) a Melchor, Gaspar y Baltasar. A mí me surge pedir
dinero a Melchor, que para eso es quien ofreció oro a Jesús; salud a Gaspar,
ya que cuenta la tradición que tuvo una vida de 109 años y, por último; a
Baltasar le pido amor confesando que es el Rey Mago que me ha generado
siempre más apego.
Sin embargo, ya se sabe que contra el vicio de pedir, hay la virtud de no dar y es que cuando
pedimos mucho lo idóneo es que se nos oriente hacia el esfuerzo para
conseguir aquello que necesitamos. Es innegable que resulta tentador dejarse
llevar por lo azaroso. Supongo que nadie me negará que está bien conseguir
las cosas con nuestro trabajo, pero
que también hemos pensado que la suerte debería cruzarse en nuestro camino y
así sería un poquito más fácil. La suerte nos lleva a la fortuna, a lo
inesperado, a aquello que se produce cuando se está buscando otra cosa
distinta. Para qué engañarse, lo casual, la mera coincidencia, el accidente y
lo fortuito, es decir, la serendipia.
Imbuidos por la creencia en el poder de la suerte, podemos obviar nuestro
papel como principales motores y agentes responsables de aquello que nos
suceda (no eludiendo el notable papel que juega el contexto en el que estamos
inmersos).
Inmersos en este discurso, me permito una segunda
confesión relacionada con lo fortuito. Siempre me maravilló el mundo de las
casualidades y, por ello, era imposible que no terminase por leer a Eduardo Zancolli en El misterio de las coincidencias. Su
obra plantea el principio de la sincronicidad, definido como la fuerza de la
naturaleza que responde a la atracción del alma, cuando ha aumentado su
energía, para ayudarnos a conectar el mundo de la materia y el espiritual.
Dicho de otra forma, habría mucha relación entre lo que sucede en nuestro
interior y lo que recibimos del exterior, sin que podamos acudir al principio
de causa-efecto pero con un claro sentido para nosotros. Partiendo de esto y
para no ser farragosos, el planteamiento de base es que las personas
somos la principal causa (consciente o
inconscientemente) de aquello que nos sucede, debemos alejarnos de ver sólo
el final de las cosas y estar alerta (mejor que sea intuitiva) a las pequeñas
señales que nos pueden orientar hacia un nuevo camino que nosotros mismos reorganizaremos.
Si logramos esto, es posible que lo que antes parecía una casualidad, bien
sea como algo positivo o como fatalidad, sea renombrado como una coincidencia
con un nuevo significado que está contextualizado, ofreciéndonos la
posibilidad de reestructurar nuestros actos o valores y, en síntesis, de
evolucionar. Con todo, el planteamiento es que todas las personas tenemos una
ingente fuerza interna que deberíamos expresar no apelando a la buena o mala
suerte.
Y sí, no sé si se ha logrado explicar claramente
que, al final, lo real es que habitualmente a quien madruga Dios le ayuda o que, como planteaba Buda, cada uno recoge lo que siembra. Por
tanto, reformularé mi carta a los Reyes Magos y no les pediré salud, dinero y
amor. Prefiero pedirles estar atento a lo que son hábitos saludables,
esforzarme en los trabajos y/o motivaciones académicas o laborales
percibiendo las claves que permitan mi desarrollo profesional, así como
captar y reinterpretar los gestos de afecto que tengan lugar a mi alrededor.
Sé que estoy resultando prosaico y muy pragmático por lo que me veo obligado
a contrarrestar mínimamente para equilibrar la balanza, deseándoos y
deseándome algo en lo que lo fortuito
tiene poco que decir y que es vitalidad (por salud), provecho (por dinero) junto
con lealtad (por amor). No obstante, lo admito, tampoco rechazaré y sé que
desearé una posible ayuda celestial.
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Bibliografía
Zancolli, E. (2003). El misterio de las coincidencias. Ed.: Del nuevo estreno
lunes, 2 de enero de 2017
Cómo sobrevivir a las navidades preparando el PIR
Quizá algunos piensen que el título del artículo tal vez debería
ser el contrario: cómo sobrevivir al PIR en época de navidades, aunque guarda
una lógica que veremos y discutiremos más adelante. Lo que seguramente muchos
se preguntan es cómo van a poder compaginar estos días, en los que
habitualmente uno se reúne con la familia y amigos, con las horas de estudio
que tiene durante la preparación del PIR.
¿Cuál es el secreto?
Aquí, como no puede ser de otra manera, no hay fórmulas mágicas
para tener las vacaciones de navidad que uno siempre ha tenido mientras dedica
varias horas diarias de estudio. Lo primero que uno debe saber y que debe
preguntarse es, en este punto del año, qué es lo que quiere y cuáles son sus
prioridades en este momento. Si escuchamos las entrevistas que se hacen a
aquellos que han aprobado el PIR, una frase que se repite mucho es “tener claro
que quieres prepararte el PIR y hacer el esfuerzo que requiere para aprobarlo”.
Aunque está claro que esta pregunta uno debe formulársela bastante antes que en
navidades, en estos momentos ya debe saber la respuesta y si, como en la
mayoría de casos, se trata de que estáis dispuestos a luchar para sacar la
oposición ya tenéis mucho avanzado.
Un año algo diferente…
Partiendo de esta base, sería razonable pensar que estas navidades
probablemente no sean como las fiestas en las que uno no tenía la preparación
del PIR por delante. Aceptar la idea de
que este año será diferente, preparará para hacer frente a las renuncias que
tendrá que hacer para poder adaptarse a unas navidades poco habituales. No se
trata de llevarlo al extremo donde uno no tenga días de descanso, pero tampoco
suele ser recomendable el caso opuesto. Se trata de poder renunciar a no estar
en todas las reuniones familiares o celebraciones con amigos, aunque sí
seleccionar las que sean más importantes para cada cual. Por este motivo
decíamos antes que cuando uno tiene claro que este año el PIR es su prioridad,
estas renuncias son algo menos dolorosas, aunque, por supuesto, no dejen de
fastidiar.
No obstante y aunque haya que adaptarse a unas circunstancias
excepcionales, reunirse con familia y amigos es enormemente beneficioso.
Compartir con aquellas personas con las que uno tenga confianza sus
incertidumbres, miedos y esperanzas sobre la situación por la que está pasando
es un beneficio que, sin duda, tendrá un impacto positivo en el objetivo que te
has marcado, manteniéndote motivado. Además, tener momentos agradables con
estas personas te harán volver con más energía a la rutina diaria tras las
vacaciones. Por tanto, la idea aquí será, en función de cada uno, compaginar
momentos de ocio junto a momentos de estudio.
Programa tu vuelta a la
rutina, poco a poco.
Dado que todos sabemos que las vacaciones siempre duran algo más
de lo que uno inicialmente había decidido, antes de comenzar las vacaciones
será conveniente fijar un día en el que poder retomar la rutina de estudios que
llevara hasta ese momento. A la hora de hacer esta planificación, es importante
contar con que normalmente requiere de algunos días para re-adaptarse a las
sesiones de estudio que tenía antes de las vacaciones. Cuanto más tiempo se
pase desconectado de la rutina de estudio, más costará retomarla, por lo que es
recomendable que, en esta etapa final de la preparación, se programen periodos
de descansos no excesivamente largos y no pierda el contacto totalmente.
Finalmente, no hay que olvidar que todas estas renuncias, que, sin
duda, no son agradables para nadie, se hacen con el propósito de lo que
planteábamos al principio del artículo. Dedicarse a lo que uno quiere, a su objetivo
y en este caso es el PIR. Sin duda, todo el esfuerzo valdrá la pena.
¡Mucho ánimo y felices fiestas a todos!
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