Todo nuestro apoyo a los familiares de las víctimas del atentado de Bruselas.
En esta entrevista conocemos cómo trabajan y la importancia de
los psicólogos de emergencia en catástrofes como la de ayer.
En esta entrevista conocemos cómo trabajan y la importancia de los psicólogos de emergencia en catástrofes como la de ayer.
Juan Centella López es Licenciado en Psicología por la Universidad de Granada, cuenta con un máster en Educación y Tratamiento de Conductas Adictivas y ha colaborado desde hace años como voluntario en psicología de emergencias y catástrofes.
Buenos días Juan, nos gustaría conocer cómo ha sido tu
experiencia como psicólogo de emergencias y catástrofes, para que podamos tener
una mejor idea de en qué consiste este trabajo y aclarar algunas dudas. Primero
de todo, ¿qué fue lo que te movió a colaborar en este tipo de trabajo?
Fueron varias las razones por las que decidí empezar a colaborar
en este campo. En primer lugar, los jóvenes de nuestra generación hemos sido
testigos, al menos a distancia, de diferentes terremotos, tsunamis, huracanes,
atentados terroristas y accidentes aéreos que han ocurrido por todo el mundo,
nuestro país incluido. En mi caso, cada vez que veía un suceso de este tipo, en
los que se ven siempre imágenes muy duras de gente sufriendo y totalmente
desamparadas, me contagiaba del espíritu de los equipos de rescate y
emergencias que se movilizaban desde cualquier país para prestar su ayuda de
forma desinteresada. Veía que de poco servía lamentarse desde casa viéndolo por
televisión. Lo importante era hacer algo, dejar de mirar y empezar a actuar, y
cuanta más gente lo hiciese mejor.
En segundo lugar, durante la carrera tuvimos un profesor que era
experto en este campo y durante las clases nos comentaba muchas anécdotas y
experiencias personales en sus intervenciones. A partir de aquí empezó mi
curiosidad sobre la Psicología de Catástrofes y Emergencias. Antes no sabía ni
que existía. Comencé a leer algunos manuales por mi cuenta y conseguí tener una
visión más clara y precisa de cuál es el trabajo en estas situaciones y pautas
concretas de intervención.
Y por último, vi cómo desde los medios de comunicación se pasó de
hablar únicamente de bomberos y médicos entre los profesionales que formaban
los equipos de emergencias, a ver también la demanda de psicólogos, que se fue
haciendo cada vez más frecuente. De manera que encontré que desde mi formación
como psicólogo también podía ayudar profesionalmente en este tipo de
situaciones y decidí probar.
¿Cuándo comenzaste en
esto? ¿Durante la carrera o después de haberla terminado?
Fue después de la carrera. En ese periodo por todos conocido en el
que empiezas a buscar trabajo, repartir curriculums y no te llaman porque no tienes experiencia.
Tenía tiempo libre, más que nunca, y pensé en hacerme voluntario de alguna
asociación u ONG. Viendo distintas opciones encontré por casualidad que había
un equipo de catástrofes y emergencias en Cruz Roja. Así que fui a la sede de
mi ciudad y me hice voluntario.
¿Recibiste algún tipo de
formación para trabajar como psicólogo de emergencias? ¿En qué consistió?
Sí, en primer lugar tuve que pasar una entrevista de selección con
una psicóloga y con la Jefa de Equipo. No todo el mundo es admitido para este
grupo concreto.
Una vez superada la entrevista, recibí una formación básica en
socorrismo y primeros auxilios. Se considera una formación mínima que debe
tener cualquier miembro del equipo, sea cual sea su especialidad.
Y finalmente, un curso de primeros auxilios psicológicos impartido
por una psicóloga experta. El nivel es básico, ya que hay personas dentro del
grupo que no son psicólogas y también participan en las labores de apoyo
psicológico.
Por otro lado, se hacen varios simulacros al año para trabajar la
parte práctica, estar entrenado, detectar aspectos a mejorar, solucionar
problemas que pueden darse en situaciones reales, etc.
¿Cuál dirías que es el
papel del psicólogo tras una catástrofe natural o ante una emergencia
humanitaria, del tipo que sea?
Es muy buena pregunta porque mucha gente me sigue diciendo, en el
mejor de los casos, “¿qué les dices en
una situación así?”, y en el peor “es
inútil que vaya un psicólogo, porque por muchas cosas que le diga, los
familiares de esas personas han muerto y no se puede hacer nada contra eso”.
Pues bien, el papel principal del psicólogo es hacer todo lo posible para que las personas que se han visto involucradas en un episodio de este tipo tengan un duelo natural y sano. Para ello es fundamental la expresión de las emociones y la asimilación cognitiva del suceso, entre otras cosas. Existen muchas pautas y técnicas para facilitar estos dos aspectos y es muy importante que se apliquen cuanto antes. De lo contrario, corremos el riesgo de que ciertas personas desarrollen un duelo patológico, con mayor probabilidad de que derive en un trastorno por estrés postraumático, haciendo que se cronifique el problema.
Siendo este el objetivo principal, hay muchas labores que debe
hacer un psicólogo de emergencias. Algunos ejemplos: orientar y acompañar a las
víctimas; proporcionar apoyo, agua, alimentos y lugar de descanso; comunicar
malas noticias a los familiares, intervenir sobre reacciones difíciles
(respuestas desafiantes, violentas, estados de shock, etc.), normalizar la
reacciones de la víctima; explicar dichas reacciones a sus familiares y la
forma en la que pueden ayudar en las siguientes semanas, etc.
De todas las situaciones
en las que has participado, ¿qué es lo que más te ha llamado la atención como
psicólogo?
Lo que más me ha llamado la atención es el enorme respeto que
tienen las personas hacia esta figura, tanto las víctimas como otros compañeros
y profesionales. No lo esperaba. Fue una sorpresa ver lo importante que era mi
opinión para la toma de decisiones en muchas cuestiones.
Mientras colaborabas
como psicólogo de emergencias, ¿has estado expuesto a alguna situación de
riesgo potencial?
No, nunca estamos expuestos al riesgo. Se actúa desde zonas
seguras, como los centros provisionales de alojamiento. Un principio básico del
socorrismo es que no puede ponerse en riesgo la vida o integridad del
rescatador, de forma que siempre se trabaja bajo unos márgenes de seguridad muy
amplios. Convertir a un socorrista en una víctima más es un fracaso absoluto.
¿Crees que actualmente
se presta la suficiente atención a esta figura profesional?
Creo que vamos mejorando respecto a años atrás, en los que directamente
no se contaba con el psicólogo de emergencias, pero todavía hay mucho que
mejorar. Hay que tener en cuenta que en un accidente o catástrofe las personas
afectadas no son únicamente las que estaban allí presentes, también sus
familiares que reciben la trágica noticia, después de horas de búsqueda, en
sitios remotos a su domicilio, etc. No tienen hemorragias ni traumatismos, pero
sabemos que su salud mental si se ve afectada. Lo mismo ocurre con las propias
víctimas: sus lesiones físicas en muchos casos son menores y se recuperan
rápido, pero, sin embargo, pasan meses con pesadillas, ataques de ansiedad,
insomnio, embotamiento afectivo, etc. Es decir, tan importante es la salud
física como la mental y parece que todavía no tiene la misma categoría. Algo
que es extrapolable al sistema de salud en general.
Por último, a aquellos
que puedan estar interesados en formarse y trabajar en este área, ¿qué pasos
les aconsejarías que dieran?
Les aconsejaría que empezaran como yo. Primero leyendo y documentándose sobre el tema, para ver si de
verdad es algo que les interesa. Si es así, probar la experiencia de formarse e
intervenir desde Cruz Roja, un colegio de psicólogos o cualquier otro medio
disponible en su ciudad. Si prueban y les gusta la experiencia como para
dedicarse a ello, entonces aconsejaría hacer un máster y convertirse en
experto. Aunque ojo, dado que las catástrofes y emergencias no suceden
continuamente, es muy difícil conseguir vivir de ello. Todos los profesionales
que conozco lo hacen de forma voluntaria. A veces he visto alguna oferta de
trabajo para alguna misión temporal en un país extranjero desde una ONG, pero
son muy escasas y los requisitos en experiencia altísimos.
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