martes, 15 de marzo de 2016

Agorafobia: el miedo a los espacios abiertos ¿Seguro?



Esa es la idea que comúnmente se tiene de qué es la Agorafobia, incluso entre psicólogos que están aún cursando la carrera, pero como ya os habréis dado cuenta algunos, es errónea. Efectivamente, la agorafobia NO es el miedo a los espacios abiertos.

¿Qué es entonces la Agorafobia y de dónde viene la confusión?

Parece lógico pensar que en la agorafobia muchos ven el opuesto a la claustrofobia, el miedo a los lugares cerrados, especialmente si son pequeños. Etimológicamente la palabra “ágora” proviene del griego  ἀγορά, y hace referencia a la acción de reunir, concretamente, a las reuniones de índole política o jurídica que tenían lugar en la antigua Grecia. De hecho, es el nombre que recibían las plazas públicas en las antiguas ciudades griegas.

Sin embargo, a nivel de diagnóstico, la Agorafobia no es sólo lo que deduciríamos por la unión de “ágora” y “fobia”, al menos no completamente. Para entender qué significa clínicamente este término, nos podemos basar en el manual diagnóstico DSM-IV-TR, que nos dice en su criterio A para la Agorafobia:

Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso de aparecer una crisis de angustia (…), o bien síntomas similares a la angustia, puede no disponerse de ayuda.

Por tanto, como muchas veces ocurre, no es que esté mal la definición popular, sino que es incompleta. Es decir, la ansiedad no es tanto por estar en espacios abiertos, sino por estar en lugares donde bien sea difícil o vergonzoso escapar, o bien, en caso de aparecer una crisis de pánico (o síntomas similares), pueda no disponerse de ayuda. De hecho, la Agorafobia no se diagnosticaba de forma aislada hasta el DSM-5, sino teniendo en cuenta si además existía o no un trastorno de angustia junto a esta, pero no nos detendremos ahora a analizar esta parte con detalle.

Cuando vemos las situaciones que les producen más ansiedad a los pacientes con Agorafobia encontraremos espacios abiertos, tales como estar en un puente, estar en lugares muy concurridos o conducir por una autopista, pero también encontramos situaciones como estar sentado en el dentista, en la peluquería o usar espacios como cerrados como ascensores.

Un momento, ¿a los ascensores? Pero, eso no era claustrofobia, ¿cómo va a ser también una situación agorafóbica? Que no cunda el pánico, como bien explica el DSM-IV-TR en este caso, para diagnosticar de Agorafobia a una persona, los síntomas de ansiedad no pueden explicarse mejor por otros trastornos, como es el caso de las fobias específicas, donde estaría incluida la “claustrofobia” y el miedo limitado a los ascensores. Ósea, que, según indica el DSM, si una persona sólo tuviera miedo a ir en ascensor, le diagnosticaríamos de Fobia Específica y no hablaríamos de Agorafobia.

Esperamos poder haber aclarado esta cuestión, que, como veis, no era tan simple.




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