lunes, 28 de noviembre de 2016

El Perfil Psicológico de un Maltratador en la Violencia de Género


Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe

Introducción
Describir en pocas líneas algo tan aterrador como cuáles son los rasgos y/o características de la personalidad o comportamentales que caracterizan a un hombre que puede llegar a ejercer diferentes niveles de violencia psicológica y/o física a su pareja, llegando incluso a provocar su muerte, es una tarea compleja pese al volumen de investigación existente.

En primer lugar, y antes de proceder a una introducción de la realidad sobre esta terrible situación que existe en torno a la violencia contra la mujer –“violencia machista”- cabe señalar que, desde la entrada en vigor de la Ley española contra la violencia de género (Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre) han muerto, a mano de sus maridos/parejas/ex parejas, la angustiante cifra de 866 mujeres. En lo que llevamos de 2016 han sido 40 y, desgraciadamente, en el día previo a escribir estas líneas –realizadas en el Día Internacional de la Lucha Contra la Violencia de Género (25 de noviembre: Asamblea General de las Naciones Unidas/1999 a raíz del asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana por la policía del país)-, se produjo otra muerte más que incrementa el nauseabundo e impersonal mundo de las cifras y desnuda la aparente ineficacia de las medidas adoptadas.

Todos debemos concienciarnos de una realidad que describe lo arcaico y desigual (en cuanto a género) de una sociedad. Sólo huyendo de tópicos absurdos (“eso es de extranjeros”, “lo hacen los que no tienen estudios”, “las mujeres que lo sufren pueden escapar cuando quieran”, “a mí no me pasaría”, “no se puede hacer nada”, “ellas lo hacen igual pero no se registran los datos”, etc.; se puede afrontar el problema desde una perspectiva que trascienda a la triste realidad que nos dejan estas cifras despersonalizadas pero que se traducen en un número exponencial de personas que sufren de forma directa las consecuencias de esta lacra y en una sociedad que corre el riesgo de inmunizarse y olvidarse de algo que, por diferentes factores individuales, familiares y, sobre todo, sociales; deriva en que no resulte extraño que, en nuestro país, todas las semanas haya un suceso de violencia de género con final mortal para la una mujer. Debemos luchar con todas nuestras armas porque esto no ocurra. Sirvan estas palabras para introducir algo tan pequeño del problema como cuál es el perfil de los maltratadores que, aunque huelgue decirlo, pueden maltratar a cualquier mujer, sean cuales sean sus características.

Cómo son ellos
Tratando de evitar etiquetas holísticas pero adoptando un enfoque pragmático, probablemente son personas que tienen una escasa tolerancia a la frustración o al estrés (ante la mínima contrariedad –p. e.: el mero hecho de no  encontrar algo- culpan y/o agreden psicológica –insultos, humillaciones, etc.-, en forma de intimidaciones –amenazas, “portazos”, etc.- o incluso violencia física directa a su pareja), celosos (muchas veces con rasgos paranoides de la personalidad que generan situaciones como controlar las conversaciones de su pareja, amistades, interacciones, etc.), dependientes en las relaciones afectivas (dependencia emocional que deriva en que tiendan a humillar/reírse de su pareja para sentirse superiores e idealizar que nunca serán abandonados), seductores (habitualmente se muestran muy agradables con la gente de la calle y son tiranos en el hogar –pueden hablar mal a su pareja de alguien con quien luego ríen sólo con la finalidad de llevar a la mujer a la soledad-), dicotómicos y ambivalentes en la expresión de emociones hacia su pareja (tan pronto humillan como que idolatran creando un ciclo de dependencia) y, eso sí, no tienen que estar circunscritos a ningún estrato social concreto.

De forma más global, y aglutinando algunas de estas características, es obvio que perfiles de personalidad narcisista, paranoide, antisocial tienen, apriorísticamente, más probabilidades de ejercer violencia machista que otras estructuras de la personalidad, si bien no podríamos hablar de una asociación unívoca. En este sentido, un estudio español con maltratadores (condenados por sentencia) señalaría la mayor presencia de rasgos del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad.  De igual forma, son más probables las patologías de celotipias (trastorno delirante), descontrol de impulsos (explosivos-intermitentes) o personas con adicciones (alcoholismo y/u otras drogas) que otras afecciones, pero vuelve a no darse una correspondencia directa y clara. Con cierta consistencia se ha hallado que el mero hecho de haber sufrido maltrato en la infancia supone un predictor mayor que alguno de estos factores o bien que, en realidad, supone un predictor de estos que, a su vez, lo son del maltrato. En todo caso se considera que intentar circunscribir la violencia machista  a la búsqueda de psicopatología y/o trastornos de la personalidad es innecesariamente reduccionista y no realista.

Es por esto que todos hemos de vigilar e incrementar nuestros niveles de alerta. Es una tarea prioritaria que va desde las propias mujeres posiblemente afectadas hasta su entorno más próximo y la sociedad en general. Estas u otras claves pueden ayudar a que la persona afectada consiga salir del maltrato con la respectiva denuncia y optando a una vida que de lo cotidiano al miedo, desesperanza y sentimientos de culpa.

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