martes, 18 de julio de 2017

Evaluación de la Credibilidad: Detección de Mentiras

                            Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe




La evaluación de la credibilidad y/o la detección de mentiras en el campo de la psicología forense puede realizarse mediante tres tipos de  indicadores como son los psicofisiológicos, los conductuales y los verbales.  Los psicofisiológicos son analizados básicamente mediante el polígrafo.  En relación a los indicadores conductuales hay incluso diferentes enfoques y paradigmas teóricos como son  la llamada aproximación de los canales y  la de los indicadores discretos. Asimismo, existen diferentes técnicas para el análisis de las declaraciones verbales: el análisis del contenido de la declaración basado en criterios (Criteria Based Content Analysis, CBCA) que forma parte del análisis de la realidad de las declaraciones (SRA – Statement Validity Assessment, SVA -) y la teoría del control de la realidad (Reality Monitoring, RM).

Los resultados obtenidos en la evaluación de la credibilidad a través de los indicadores psicofisiológicos, conductuales y verbales permiten obtener una serie de conclusiones recomendables para la práctica de la psicología legal y forense. Los estudios con el polígrafo tienen un problema importante. Se parte de los registros de la actividad autonómica, siendo una mayor amplitud en los mismos el índice revelador del engaño. Sin embargo, este registro autonómico constituye una importante fuente de error debido a que variables como la ansiedad de los sujetos participantes podrían alterar considerablemente los resultados. Hay diferentes técnicas poligráficas, a saber, CQT (test de preguntas control), GKT (test de conocimiento culpante),  RCT (test del control relevante), PCT (test del control positivo) y DLT (test de la mentira dirigida).  Las dos primeras son las más utilizadas en criminología.  Sin embargo, las técnicas no son todo lo precisas que sería deseable. Así, el CQT registra un elevado porcentaje de falsos positivos (inocentes clasificados como culpables). Sin embargo, el GKT es un adecuado detector de la verdad (no daría falsos positivos) pero registraría un porcentaje elevado de casos en que se cataloga como inocentes a culpables (falsos negativos). Pese a resultados esperanzadores en algunas investigaciones con un 100% de efectividad en la detección del engaño mediante la combinación de diferentes métodos como PCT y el CQT, la investigación poligráfica adolece de duras críticas. Además, los resultados del polígrafo son alterables disminuyendo la respuesta fisiológica a preguntas relevantes, aumentando la respuesta fisiológica a preguntas control y disminuyendo la reactividad fisiológica; algo que saben hacer muy bien las personas con rasgos psicopáticos.

En cuanto a la evaluación de la credibilidad atendiendo a indicadores conductuales los resultados se inclinan hacia el contenido verbal como la mejor fuente para detectar la verdad y la mentira de las declaraciones, si bien otros resultados ponen esa afirmación en duda. Cabe destacar a Ekman y Friesen, quienes señalan la posibilidad del ser humano de ejercer un mayor control sobre determinadas partes del cuerpo. El rostro se mostraría como la zona más controlable del cuerpo, lo cual no deja de ser paradójico ya que es la parte en la que más tendemos a fijarnos para detectar el engaño. Por tanto, tenderíamos a facilitar  con nuestro supuesto conocimiento de la mentira el que nos engañasen. Para detectar el engaño atendiendo a indicadores conductuales en el rostro, Ekman y Friesen crearon el Sistema de Codificación de la Acción facial (Facial Action Coding System, FACS). Sin embargo, pese a sus esperanzadores resultados, tanto el FACS como su versión abreviada EMFACS conllevan una dificultad importante. El examen a través del FACS de un  minuto de conducta lleva unos 100 minutos de minucioso trabajo, mientras que con el EMFACS el tiempo se reduciría hasta los 10 minutos, lo cual no deja de tener un elevado costo temporal que dificulta sus posibilidades de aplicación.

La mejor variable para detectar el engaño es atender al contenido verbal del discurso y obviar el rostro (exceptuando las consabidas expresiones micro-faciales). La realidad, sin embargo, es muy distinta.  En un juicio con jurado popular, el testigo declara en presencia del jurado quién, en su mayoría, juzgará la veracidad de la declaración atendiendo a las claves faciales. Llevando el resultado al extremo, lo ideal sería que para evaluar la credibilidad se accediese sólo a la declaración grabada en cinta radiofónica del testimonio, factor que incrementaría notablemente la precisión en la evaluación de la posible veracidad del testimonio. El SVA fue creado para la evaluación de la credibilidad de los testimonios de niños que declaraban haber sido objeto de abuso sexual. La aproximación RM muestra como los recuerdos de acontecimientos percibidos están provistos de mayores detalles sensoriales y contextuales que los acontecimientos imaginados, donde predominaría la información referida a operaciones cognitivas. Citando datos, el SVA y/o el CBCA encuentran resultados entre el 60%y el 90,9%.


A modo de conclusión general, parece que lo más adecuado sería disponer de la mayor cantidad de información posible. La investigación existente avalaría una mayor precisión en la detección de mentiras (evaluación de la credibilidad) utilizando el polígrafo junto a información comportamental (comportamiento no verbal)  y aplicando los criterios CBCA y RM.

Artículo para ampliar información
Muñoz, J. J., Navas, E. y Graña, J. J. (2004). Evaluación de la credibilidad mediante indicadores psicofisiológicos, conductuales y verbales. Anuario de Psicología Jurídica 2003, 13, 61-86.

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